Cómo hacer con lo que nos angustia

Hoy en la segunda lectura de la Misa recibimos una clave que nos puede ayudar mucho a sobrellevar las dificultades con las que cada uno se encuentra en el camino. San Pablo escribe a los Filipenses y dice: "Que nada os angustie; al contrario en cualquier situación presenten sus deseos a Dios, orando, suplicando y dando gracias".

Rápidamente solemos angustiarnos y quizá al quedarnos en esta experiencia renegamos y nos amargamos, más el Señor nos da un mensaje claro "que nada nos angustie". Nada debería ser causa de angustia para el que tiene puesta su confianza en el Señor, para aquél que sabe bien de quien se fía. Es lo que estamos llamados a vivir, la confianza en Él.

No nos deja sólo con esta idea, San Pablo en su carta a los Filipenses nos dice cómo podemos lograrlo.
  • Primero debemos presentar todas nuestras inquietudes al Señor, en cualquier circunstancia, duda, sufrimiento, incertidumbre, soledad, etc. 
  • En segundo lugar debemos siempre rezar, pidamos al Señor que aumente en nosotros la confianza en Él. 
  • En tercer lugar nos dice que supliquemos, pues el que se ve necesitado, el que conoce sus limitaciones pide, ruega, suplica, ésta debe ser nuestra actitud siempre, somos frágiles, debemos vivir la pobreza de espíritu. Y finalmente, dando gracias, demos gracias a Dios, siempre, por lo que tenemos, por lo que nos da, demos gracias porque tenemos un día más de vida.

Estos pasos nos ayudarán a vivir confiados en el Señor, y cuando se vive así nada nos angustia.



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