La lectura de Hebreos 12,1-4 nos ofrece una imagen de la vida cristiana como una carrera de resistencia. Reflexionemos sobre las lecciones que nos deja este pasaje: 1En consecuencia: teniendo una nube tan ingente de testigos, corramos, con constancia, en la carrera que nos toca, renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia, 2fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús, quien, en lugar del gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. 3Recordad al que soportó tal oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. 4Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado. La esperanza nos precede Nos precede la esperanza en que una multitud de santos ya ha llegado a la meta. Esta meta indica que los que estamos aquí y ahora andamos en una carrera para alcanzarla. En este sentido, los deportistas entenderán rápidamente que una competencia requiere luch...