La primera lectura que nos propone hoy (Hechos 18, 1-8) la liturgia es muy iluminadora, pienso que podemos aprender del Apóstol de las gentes, San Pablo, la actitud que tiene frente a la misión que de Cristo ha recibido, él se dedica con mucho esfuerzo a predicar que Jesús es el Mesías. Dice la lectura de Hechos de los Apóstoles que los sábados, estando en Corinto, se ponía a discutir tratando de convencer a judíos y griegos. Las respuestas son duras, dice la lectura que "se oponían y respondían con insultos".
" Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso... Con la medida que midáis, se os medirá " (Lc 6,36.38). Estas palabras del Señor Jesús nos tocan profundamente. ¿Cuántas veces nos hemos encontrado midiendo nuestra compasión, calculando nuestro perdón, racionando nuestro amor? En este pasaje, Él nos invita a un ejercicio de conversión: aprender a amar como ama el Padre . Entre dos medidas: la humana y la divina Nuestra naturaleza humana tiende a calcular, a medir, a sopesar el dar y el recibir. Es muy comprensible: buscamos protegernos, queremos asegurar cierta reciprocidad. Pero Jesús nos presenta una medida diferente: la medida desbordante del amor divino. La misericordia de Dios no conoce límites, no lleva cuentas, no guarda registro de los agravios . Difícil ¿no? El desafío de la misericordia sin límites ¿Cómo amar a quien nos ha herido? ¿Cómo perdonar lo que parece imperdonable? La lógica humana nos empuja hacia la retribución, pero el Evangelio nos lla...
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