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Mostrando las entradas etiquetadas como El Bien

¿Es Dios nuestro bien?

"Tú eres mi Señor: mi bien, nada hay fuera de ti" rezamos en el segundo versículo del salmo 16 (15) que la liturgia nos propone hoy. Estas palabras nos la podemos plantear en una pregunta hoy ¿Es el Señor nuestro bien?  Para decir que Dios es nuestro bien primero debemos reconocer que solo Él es bueno y que sólo en Él podemos encontrar el bien, que toda obra suya es buena,  "Vio Dios cuanto había hecho y era muy bueno" (Gen 1, 31). Cuando a Jesús le dicen "Maestro bueno" Él responde "¿Porque me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo Dios" (Mc 10, 18). En las sagradas escrituras podemos descubrir el bien que Dios hizo a su pueblo amado, al pueblo que incluso en los momentos que persiguió el mal, fue perdonado, salvado, rescatado y guiado constantemente hacia aquello que era el bien para ellos.  Vemos también en sus páginas que aquellos que buscan practicar el bien no están libres de sufrimientos, y es así como descubren que después de la experien...

"Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios"

En el Evangelio que escuchamos hoy el Señor menciona esas palabras que han quedado bien grabadas en la cultura popular "Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".  [Mc 12, 13-17]  Jesús pregunta ¿De quién es esta imagen y la inscripción? y queda evidente la respuesta, pero ¿qué es de Dios? La segunda lectura nos responde con algunas ideas y nos da una clave para comprender ese lugar en donde encontramos la imagen y la inscripción de Dios. [2Pe 3, 12-15, 17-18]   Pedro está hablando del día final y ante esto lanza una pregunta ¿Cómo debe ser nuestra conducta en espera de ese momento? Pues en espera de esos acontecimientos -dice el primer papa- debemos esforzarnos en paz ante él, sin mancilla y sin tacha. Así como nos esforzamos para conseguir aquello que es del César para poder devolvérselo en los impuestos, Pedro nos exhorta a poner nuestro empeño, es decir nuestro deseo en lograr algo, nuestro esfuerzo en conseguir que nuestra conducta sea buena hasta ...

Aprendiendo a obrar el bien

El bien no es fácil obrarlo hay que aprender a hacerlo, como bien nos enseña la primera lectura de la liturgia de hoy. En boca del profeta Isaías, Dios habla al pueblo de Sodoma y Gomorra ""Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien ; buscad el derecho, enderezad al oprimido; defended al huérfano, proteged a la viuda." Para actuar bien, vivir rectamente, implica que como hemos leído, apartemos de nosotros las malas acciones, que cesemos de obrar el mal, éste es un primer ejercicio revisarnos cotidianamente, ver nuestras malas acciones, pedir perdón y esforzarnos por que no las volvamos a cometer. No es fácil, como se lee aquí, pero tome el tiempo que tome será el proceso por que el que pasaremos. Despojarnos del mal. De manera paralela o en segundo lugar, como se prefiera ver, obremos la caridad, vivamos según el amor indique, esto es, como menciona la lectura "socorriendo al oprimido, defendiendo ...

El llamado a hacer el bien y compartir según la Palabra de Dios

Al inicio de la primera lectura que la liturgia nos propone hoy, encontramos que para el Señor es agradable que obremos en todo momento el bien y que compartamos los bienes que poseemos. "Hagan siempre el bien y compartan lo que poseen, porque esos son sacrificios agradables a Dios" (Hebreos 13,16). Estando a pocos días del inicio del tiempo de Cuaresma, es oportuno detenernos a reflexionar en estos dos aspectos fundamentales: obrar el bien y compartir lo que tenemos. Dios nos capacita para hacer el bien Es importante considerar que no podemos obrar el bien únicamente con nuestras fuerzas, pues es el Señor quien nos capacita para ello. Por eso, en primer lugar, debemos dirigirnos a Él en oración, pidiéndole que nos prepare, nos forme y nos ayude a mantener la mirada fija en hacer el bien a los demás. A pesar de las muchas preocupaciones diarias, nuestro actuar debe estar guiado por este principio. En segundo lugar, nos corresponde poner en práctica el bien en cada acción: nue...

Volvamos al bien

...«tengo en contra tuya que ya no tienes el mismo amor que al principio. Recuerda de dónde has caído, arrepiéntete y vuelve a proceder como antes». Son estas las últimas palabras en la primera lectura que la liturgia nos propone hoy, tomadas del libro de Apocalipsis. Bien puede servirnos hoy para examinar nuestra conciencia y revisar si tenemos o no el amor a Dios que le teníamos antes, en ese primer momento cuando él salió a nuestro encuentro, si es que no, veamos qué ha sucedido en este tiempo, por qué lo hemos perdido. Es una clave también lo escrito al final, el arrepentimiento de nuestras malas obras, malas acciones, intensiones, y esforzarnos en todo caso por volver a obrar el bien.

"Apártate del mal y haz el bien"

Del Salmo 36 Hacer el bien implica que previamente hemos hecho la opción de apartarnos del mal, apartarnos quiere decir separarnos, alejarnos, retirarnos. Para poner por obra lo que meditamos propondremos dos puntos: El primero, alejarnos de las ocasiones del mal, es decir de todos aquellos espacios en donde es propicio actuar mal, en donde nos podemos encontrar en ocasión de cometer algún pecado, de una situación que nos puede hacer faltar a la caridad. Y en segundo lugar, es algo más personal, apartarme de mi propio mal, es decir alejar de mí aquellas obras en donde yo hago mal, hago daño a los demás, me hago daño a mí mismo. Estas acciones se convierten en obstáculos para poder obrar el bien que el Señor me pide. Me corresponde esfuerzo para dejar de hacer lo que está mal y sé por la voz de mi conciencia que está mal, eso nos mantiene en la oscuridad, alejados del Señor.

"Confía en el Señor y haz el bien"

Del Salmo 36 Hacer el bien no es fácil, pues implica ir contra corriente y muchas veces un gran sacrificio de nuestra parte porque vamos contra un mundo acostumbrado al mal, tanto, que ya forma parte de lo cotidiano y no vemos necesario cambiarlo. En algunos casos también produce temor porque definitivamente hay que enfrentar el mal y podría significar un cambio radical en nuestra vida. Todas esas buenas iniciativas, buenos deseos y buenas intenciones se quedarán en el papel o en la conciencia porque el miedo a asumir lo que implican allí las deja. Todo eso sin confianza en Dios no se podrá realizar. Dios nos dice en el salmo de hoy. ¡Confía! y haz el bien. Confianza significará lanzarnos, aunque siga el temor humano, confiando más bien que el Señor actuará, que siempre estará con sus hijos y no los abandonará, menos en un proyecto que él lo inspire.

¿Practicar el bien?

¿Qué pasaría si formáramos parte un pueblo fervorosamente entregado a practicar el bien? El ejemplo definitivamente arrastra, el testimonio de vida que nos podemos dar mutuamente cuando obramos bien, cuando nuestras buenas intenciones, ya sea en silencio o de manera explícita, obran, hay algo que va cambiando. Como cuando un niño observa que arrojamos la cáscara de una fruta en el basurero y aprende, o las personas que viven con nosotros y ven que nuestro trato siempre es amable, ellos aprenden, así el testimonio arrastra. Sobre esto nos llama la atención hoy San Pablo en su carta a Tito, que lo escucharemos en la primera lectura de la liturgia de la Palabra. Hagamos esta opción, entreguémonos desde hoy a practicar el bien, nos daremos cuenta que comenzará a costar, pero debemos perseverar en nuestra elección para que de frutos.