Al finalizar el Evangelio de hoy vemos que el Señor, dirigiéndose a sus discípulos, les dice: "pero vuestra tristeza se convertirá en gozo" [San Juan 16, 16-20] . Y esta es una primera idea que contiene un gran mensaje, sólo Él, Dios, tiene el poder de transformar la tristeza en alegría. Y el Señor les advierte una dualidad en el ser humano, al decirles: "lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará". Por un lado la tristeza de los discípulos y al mismo tiempo la alegría del mundo. ¿Por qué sucederá esa tristeza? Porque Jesús ya no estará con ellos como lo han tenido hasta entonces. El maestro que anduvo con ellos enseñándoles ya no estará, el amigo que compartió muchos momentos, el médico que curó el cuerpo y el alma, no estará más con ellos. Esto también hoy lo vivimos cuando Jesús no está, comenzamos a sumirnos en una tristeza que no alcanzamos a identificar fácilmente hasta cuando toma alguna forma en nosotros. Mas el Señor promete una alegría posterior....