Y ¿Dónde está puesto nuestro corazón?
En el Evangelio de Marcos 7, 1-13, Jesús recita una profecía de Isaías que comienza con estas palabras: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí". Lo dijo respondiendo a los fariseos que reclamaban porque sus discípulos no cumplían la tradición.
¿Cómo tener un corazón unido a Dios?
El Señor no quiere un culto vacío, sino un corazón transformado por Su amor. En el pasaje de Marcos, Jesús responde a los fariseos que critican a sus discípulos por no seguir la tradición, pero Él les señala que lo más importante es la autenticidad en la fe. Dios busca una comunión íntima con nosotros, no rituales vacíos. El culto vacío es fruto de un corazón alejado de Dios, que aunque pueda seguir prácticas externas, no experimenta una verdadera transformación interior.
¿Por qué es importante vivir una fe verdadera?
Dios nos ha creado a su imagen y semejanza (Génesis 1, 26). La imagen de Dios en nosotros es indeleble, pero la semejanza se cultiva en la medida en que vivimos en comunión con Él. El pecado no destruye la imagen, pero sí oscurece la semejanza, y una religiosidad superficial es una de sus consecuencias. Un corazón que se aleja de Dios puede seguir practicando ritos externos sin que estos transformen su vida. Sin embargo, lo que el Señor busca es un culto vivo, nacido de un encuentro real con Él.
Comentarios
Publicar un comentario