"¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!" (Mc 8,33). Estas palabras de Jesús a Pedro resuenan con fuerza en nuestro corazón. ¿Cuántas veces, como Pedro, nos hemos encontrado resistiendo los planes de Dios porque no se ajustan a nuestras expectativas? En este pasaje del Evangelio, Jesús nos invita a una conversión profunda: aprender a ver la vida con Sus ojos. Entre dos miradas: el pensamiento humano y el divino Pedro amaba a Jesús y quería protegerlo del sufrimiento. Su intención era buena, pero su perspectiva era humana. No podía ver, como Jesús veía, que el camino de la cruz era en realidad el camino de la salvación. ¿Cuántas veces nosotros también, con buenas intenciones, nos resistimos a los planes de Dios porque no los entendemos? Cuando Dios permite lo que no entendemos En nuestra humanidad, anhelamos una vida sin cruz, un camino sin obstáculos. Pero Jesús nos enseña algo diferente: que la cruz, cuando es abrazada con amor y confianz...