El Salmo 50 nos ofrece una poderosa oración que ilumina nuestro camino cuaresmal y nos acompaña a lo largo del día.
"Oh Dios, crea en mí un corazón puro"
Estas palabras resuenan con fuerza en nuestro interior, recordándonos que la conversión es un proceso que no podemos llevar a cabo solos. Durante la Cuaresma, tiempo de gracia y renovación espiritual, se nos invita a volver la mirada a Dios y confiar en su acción transformadora en nuestra vida.
La conversión: Un don que viene de Dios
El deseo de tener un corazón puro nace en nosotros, pero es el Señor quien realiza esta obra en lo más profundo de nuestro ser. No se trata solo de un esfuerzo personal, sino de permitir que Dios actúe en nuestra vida, renovando nuestras intenciones, pensamientos y acciones.
Por eso, en este tiempo de oración, ayuno y limosna, pidamos con humildad:
"Señor, crea en mí un corazón puro y renueva dentro de mí un espíritu firme".
Que este clamor nos ayude a vivir la Cuaresma con un corazón abierto a la acción de Dios.
Puedes recibir actualizaciones en nuestro canal de WhatsApp o en el canal de Telegram y también seguirnos en Instagram y Facebook.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo Newsletter para recibir una selección de nuestro contenido y otros recursos.
Comentarios
Publicar un comentario