El Señor nos ofrece enseñanzas valiosas que sirven como guía para nuestro esfuerzo diario por vivir el amor con los demás.
📖 Evangelio según San Lucas 6,36-38.
Jesús dijo a sus discípulos:
«Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.
No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes».
Seamos misericordiosos
Practicar la misericordia es un mandato del Señor Jesús para todos los cristianos. El Papa Francisco ha insistido en que debemos ser agentes de misericordia ante la miseria humana:
"Los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y realizar obras concretas a fin de aliviarlas" (Papa Francisco).
Para entender cómo vivir la misericordia, contemplemos el ejemplo del buen samaritano, quien refleja la actitud de Cristo hacia nosotros. Sigamos su ejemplo y hagamos lo mismo con quienes nos rodean.
No juzguemos
El Catecismo de la Iglesia Católica advierte sobre el peligro del juicio temerario, que consiste en atribuir a otros defectos morales sin pruebas suficientes. Es fácil caer en esto, pues basta con dar rienda suelta a nuestros pensamientos y palabras sin verificar la verdad.
Antes de juzgar, preguntémonos: ¿Tengo fundamento suficiente para emitir un juicio sobre esto? Si la respuesta es no, lo mejor es guardar silencio.
No condenemos
En lugar de reprobar o etiquetar a los demás, debemos acompañarlos. Así lo propone el Papa Francisco cuando habla de los matrimonios en los que "el amor ha fracasado". Su consejo es claro: "No condenéis, caminad con ellos".
Solo cuando caminamos junto a nuestros hermanos podemos ayudarles con sinceridad y amor.
Perdonemos
Para perdonar de verdad, primero debemos reconocer que hemos sido perdonados. Quien experimenta el perdón de Dios comprende su valor y puede ofrecerlo a los demás.
El sacramento de la reconciliación es la oportunidad perfecta para recibir la misericordia de Cristo y aprender a reflejarla en nuestras relaciones. Dios nos perdona grandes pecados; hagamos lo mismo con quienes nos han ofendido.
Demos con generosidad
Jesús nos invita a dar, pero no solo en lo material. Dar implica estar atentos a las necesidades de quienes nos rodean:
- Algunos necesitan nuestro tiempo, una escucha atenta.
- Otros requieren ayuda material o un consejo oportuno.
- Hay quienes necesitan apoyo espiritual o moral.
- Seamos generosos y pongamos en práctica la caridad en todas las circunstancias de nuestra vida.
Que el Señor nos acompañe en nuestro esfuerzo por vivir estos consejos del Evangelio.
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