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Mostrando las entradas etiquetadas como Amor

La mirada de Dios: amor que acompaña, libera y da sentido a tu vida

"El Señor observa desde el cielo, ve a todos los seres humanos; desde el lugar de su trono mira a todos los habitantes de la tierra; él, que modela el corazón de cada uno, y repara en todas sus acciones." - Salmo 33(32),13-15 En este mundo hiperconectado, donde los algoritmos rastrean cada uno de nuestros movimientos digitales y las cámaras y micrófonos nos siguen y "escuchan" en cada lugar donde estamos, puede resultarnos inquietante pensar que alguien nos observa. Sin embargo, la Palabra de Dios nos revela una mirada diferente: la del Padre que contempla con amor a sus hijos. Una mirada distinta a la del mundo La mirada del Padre es fundamentalmente distinta porque no busca controlarnos ni extraer información de nosotros . Es una mirada que nace del amor y busca nuestro bien. Mientras las tecnologías nos observan para predecir y manipular nuestro comportamiento, la mirada de Dios es la de un Padre que respeta nuestra libertad y desea nuestro crecimiento . Como no...

¿Cómo puedo encontrarme con la misericordia y la fidelidad de Dios?

El Salmo 84 nos regala una de las imágenes más bellas y esperanzadoras de toda la Escritura: “La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra y la justicia mira desde el cielo.” Este pasaje nos invita a contemplar un momento sublime: el encuentro entre la acción amorosa de Dios y nuestra respuesta como creyentes. De Dios brotan la misericordia y la justicia. Él nos ama con ternura infinita, pero también actúa con rectitud y verdad. Su justicia no es castigo, sino fidelidad a su alianza y al bien que desea para cada uno de nosotros . Ahora bien, hay un punto de encuentro: nuestra fidelidad. Cuando nos esforzamos por ser fieles a su amor, a su Palabra y a su plan para nuestras vidas, ese esfuerzo, por pequeño que parezca, es como una semilla que germina en la tierra. Y entonces sucede algo maravilloso: desde el cielo, Dios responde derramando su justicia y su paz sobre nosotros. La Biblia nos lo recuerda con claridad: “Si somo...

¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?

En este Evangelio:  [Mc 12, 28-34]  Jesús nos enseña que no hay mandamiento mayor que amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas y en segundo lugar amar a nuestro prójimo como a uno mismo. Esto sucede como respuesta a la pregunta que le hace un escriba a Jesús. "¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?". Deja claro el Señor que estos dos son los más importantes y que en realidad son una clave desde la que debemos entender e interpretar los diez mandamientos, los dos bajo un único mandamiento de la caridad (CIC 2055). La forma como el escriba responde a Jesús, "muy bien maestro, tienes razón", nos presentaría quizá a una persona con una intención distinta a la que plantea el Evangelio según San Mateo, quien manifiesta que la pregunta fue hecha con ánimo de poner a prueba a Jesús. (Mt 22, 35) Al respecto, san Agustín explica: "quizá, aunque tuviera esta intención, no fuera la del que con malicia se propone e...

Las 3 preguntas y las 3 respuestas de Jesús a Pedro

"Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas»." (Jn 21, 17) Este pasaje forma parte del evangelio de Jn 21, 15-19  en el cual encontramos las tres preguntas del Señor Jesús a Pedro y a su vez, las tres respuestas del Maestro.  Para entender a fondo la raíz de estas preguntas y respuestas nos viene perfecto dar una mirada a lo escrito por el papa Benedicto XVI al reflexionar sobre estas palabras. La primera vez, Jesús pregunta a Pedro: "Simón..., ¿me amas" (agapâs-me) con este amor total e incondicional? (cf. Jn 21, 15). Antes de la experiencia de la traición, el apóstol ciertamente habría dicho: "Te amo (agapô-se) incondicionalmente". Ahora que ha experimentado la amarga tristeza de la infidelidad, el drama de su propia debilidad, dice con humildad: "Señor, te quiero (...

Perdonar de corazón

Hoy el Señor Jesús, en el Evangelio, nos habla del perdón de corazón a los hermanos. Ante la pregunta de Pedro "¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿hasta siete veces?" El Señor responde "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete".  Luego explicará más sobre esto con una parábola acerca del rey que quiere arreglar cuentas con sus servidores (Mt 18, 23). Al finalizarla, el Señor dice: "Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos". ¿Cómo perdonar de corazón? En la parábola se le presenta al rey a uno que debía diez mil talentos y como éste no podía pagar el rey manda que se le venda junto con toda su familia, al escuchar la sentencia el servidor "se arrojó a sus pies, diciéndole «Señor, dame un plazo y te pagaré todo». El rey se compadeció , lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda".  Jesús nos presenta una pista sobre cómo debemos vivir e...

Lo que nos dice la historia de Lázaro

"Hijo mío, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora encuentra él aquí su consuelo y tú, el tormento" le contesta Abraham al rico que clama por una gota de agua que refresque su lengua. Esto que el Señor Jesús dice a los fariseos es fuerte y remece. Especialmente con esta parte que ahora meditamos nos podríamos preguntar ¿Qué hacemos con los bienes que de Dios recibimos? El Señor describe al pobre como una persona que no tiene para alimentarse y que busca comer de lo que le sobra al rico, un hombre con llagas y que según relata la historia los perros iban a lamer sus llagas. De ése pobre hombre el Señor asegura su futuro en donde su hambre y sed serán colmados. La persona en cuestión es aquél que tiene bienes y que los ha recibido para compartirlo con los demás pero no lo hace ¿Qué hacemos con los bienes que tenemos? El rico no es capaz de ver la necesidad de aquel que está en su puerta, más bien se preocupaba por tener cada día ...

¿Qué debemos hacer ante enemigos y perseguidores?

Un enemigo es una persona que tiene mala voluntad a otra y le desea y hace mal, un perseguidor es aquel que fatiga, molesta y hace sufrir, en ambos casos generan sufrimiento. Hoy el Señor Jesús nos enseña en el Evangelio la actitud que debemos tener los cristianos ante enemigos y perseguidores. Dice que amemos a nuestros enemigos y que recemos por los que nos persiguen. Nos enseña en esta lección que no tiene nada de extraordinario amar a los que ya nos aman. Si queremos alcanzar la perfección cristiana orientada por la caridad, el amor, esto que nos enseña el Señor es lo que debemos vivir. Será pues exigente amar a aquel o aquella que no nos quiere, que nos trata mal, que es indiferente, será difícil. Las acciones de amor deben estar acompañadas por la oración para que en esta nos veamos fortalecidos por la fuerza que el Espíritu Santo nos dará al pedirla. Amar con intensidad, aún en circunstancias difíciles, será posible con la oración, en ella también nos descubriremos aprendiendo d...

Dios realmente nos ama y nos quiere salvar

Hacer memoria de nuestras malas acciones nos lleva a ser conscientes de nuestra fragilidad, este ejercicio es recto cuando está iluminado por la memoria de la acción bondadosa de Dios en nuestras vidas permitiéndonos entender que Dios nos quiere infinitamente, él tiene mucho amor por nosotros y nos quiere salvar, como dice san Pablo a Tito "no por obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino según su misericordia". Esto nos ayuda amonestándonos y alentándonos a ser obedientes, a estar prontos para toda obra buena, a no injuriar, a ser apacibles, a mostrar mansedumbre con todos los hombres, en últimas a asumir el esfuerzo que implica la caridad. En la primera lectura de hoy san Pablo le dice a Tito: "Porque antes también nosotros, con nuestra insensatez y obstinación, íbamos fuera de camino; éramos esclavos de pasiones y placeres de todo género, nos pasábamos la vida fastidiando y comidos de envidia, éramos insoportables y nos odiábamos unos a otros". Vem...

¿Cómo amar al Señor?

Luego de meditar el Evangelio de ayer Domingo me pregunté ¿Cómo amar al Señor, mi Dios, con todo mi corazón, alma y mente, con todo mi ser? Se viene a mi mente además la experiencia de Simón, Pedro, nuestro primer Papa, cuando el Señor le pregunta tres veces ¿Pedro, me amas? y él responde te quiero Señor. Quiero compartir aquí la explicación del Papa Benedicto XVI sobre este pasaje. «La primera vez, Jesús pregunta a Pedro: "Simón..., ¿me amas" (agapâs-me) con este amor total e incondicional? (cf. Jn 21, 15). Antes de la experiencia de la traición, el Apóstol ciertamente habría dicho: "Te amo (agapô-se) incondicionalmente". Ahora que ha experimentado la amarga tristeza de la infidelidad, el drama de su propia debilidad, dice con humildad: "Señor, te quiero (filô-se)", es decir, "te amo con mi pobre amor humano". Cristo insiste: "Simón, ¿me amas con este amor total que yo quiero?". Y Pedro repite la respuesta de su humilde amor humano: ...

¿El amor de Jesús es un amor distinto?

Quizá lo que sucede es que estamos acostumbrados a un amor del mundo, que más bien nos plantea un significado distinto en donde el amor es recibir y está planteado desde el beneficio, es decir, si dices que me amas me debes "dar", y esto es lo que esperamos cuando amamos con el significado que  el mundo le ha dado al amor. Más el Señor Jesús en el Evangelio de hoy nos da una lección en su diálogo con San Pedro, el primer Papa, Simón el que era pescador y asumió la misión que el Señor le encomendó, seguir siendo pescador pero ahora de hombres. Dice el Evangelio según San Juan (Jn 21, 15-19) «Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?" Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Jesús le dice: "Apacienta mis corderos." Por segunda vez le pregunta: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le contesta: "Sí, Señor, tú sabes que te qui...