Ir al contenido principal

¿Cómo puedo encontrarme con la misericordia y la fidelidad de Dios?


El Salmo 84 nos regala una de las imágenes más bellas y esperanzadoras de toda la Escritura:

“La misericordia y la fidelidad se encuentran,

la justicia y la paz se besan;

la fidelidad brota de la tierra

y la justicia mira desde el cielo.”

Este pasaje nos invita a contemplar un momento sublime: el encuentro entre la acción amorosa de Dios y nuestra respuesta como creyentes.

De Dios brotan la misericordia y la justicia. Él nos ama con ternura infinita, pero también actúa con rectitud y verdad. Su justicia no es castigo, sino fidelidad a su alianza y al bien que desea para cada uno de nosotros. Ahora bien, hay un punto de encuentro: nuestra fidelidad.

Cuando nos esforzamos por ser fieles a su amor, a su Palabra y a su plan para nuestras vidas, ese esfuerzo, por pequeño que parezca, es como una semilla que germina en la tierra. Y entonces sucede algo maravilloso: desde el cielo, Dios responde derramando su justicia y su paz sobre nosotros.

La Biblia nos lo recuerda con claridad: “Si somos infieles, Él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo” (2 Tim 2,13). Dios siempre es fiel, incluso cuando nosotros tropezamos. Pero cuando hacemos el esfuerzo de buscarlo y caminar a su lado, Él transforma nuestra fidelidad limitada en una experiencia de plenitud y paz.

No hablamos aquí de una paz superficial, como la ausencia de problemas. Hablamos de esa paz que llena el corazón, que nos reconcilia con Dios y con los demás. Esa paz es el fruto de vivir según su voluntad, permitiendo que nuestra vida sea tierra fértil donde Él pueda obrar.

Hoy te invito a meditar estas preguntas:

  • ¿Estoy dejando que mi fidelidad brote en los pequeños actos de cada día?
  • ¿Estoy permitiendo que Dios transforme mi vida con su misericordia y su justicia?

Recuerda: la fidelidad, por pequeña que sea, nunca queda sin respuesta. Dios siempre se encuentra con quien lo busca.

Que estas palabras del salmista te animen a caminar con confianza en el Señor, con la certeza de que su misericordia, su justicia y su paz están al alcance de quienes se abandonan en sus manos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cómo vivir la misericordia de Dios en la vida diaria

" Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso... Con la medida que midáis, se os medirá " (Lc 6,36.38).  Estas palabras del Señor Jesús nos tocan profundamente. ¿Cuántas veces nos hemos encontrado midiendo nuestra compasión, calculando nuestro perdón, racionando nuestro amor? En este pasaje, Él nos invita a un ejercicio de conversión: aprender a amar como ama el Padre . Entre dos medidas: la humana y la divina  Nuestra naturaleza humana tiende a calcular, a medir, a sopesar el dar y el recibir. Es muy comprensible: buscamos protegernos, queremos asegurar cierta reciprocidad. Pero Jesús nos presenta una medida diferente: la medida desbordante del amor divino. La misericordia de Dios no conoce límites, no lleva cuentas, no guarda registro de los agravios . Difícil ¿no?  El desafío de la misericordia sin límites ¿Cómo amar a quien nos ha herido? ¿Cómo perdonar lo que parece imperdonable? La lógica humana nos empuja hacia la retribución, pero el Evangelio nos lla...

Corre con perseverancia la carrera de la fe según Hebreos 12,1-4

La lectura de Hebreos 12,1-4 nos ofrece una imagen de la vida cristiana como una carrera de resistencia. Reflexionemos sobre las lecciones que nos deja este pasaje: 1En consecuencia: teniendo una nube tan ingente de testigos, corramos, con constancia, en la carrera que nos toca, renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia, 2fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús, quien, en lugar del gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. 3Recordad al que soportó tal oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. 4Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado. La esperanza nos precede  Nos precede la esperanza en que una multitud de santos ya ha llegado a la meta. Esta meta indica que los que estamos aquí y ahora andamos en una carrera para alcanzarla. En este sentido, los deportistas entenderán rápidamente que una competencia requiere luch...

El árbol plantado junto al agua, la figura del que confía en el Señor

"El que pone su confianza en el Señor, será como un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces". Dice la primera lectura que nos propone hoy la liturgia y está tomada del libro de Jeremías  (Jer 17, 5-10).  En la lectura se presentan tres beneficios para el que practica esta confianza en el Señor. Es bendito. Recibe la bendición, pues el que, por el contrario, confía más en sí mismo, recibe la maldición porque ha apartado su corazón del Señor. El que pone su confianza en Dios recibe bendiciones , será bendito a los ojos de Dios. La lectura plantea una segunda figura: "cuando llega el calor no teme". Ante la intensidad de los rayos del sol, las hojas del árbol pueden comenzar a secarse, sin embargo el árbol plantado junto al agua no tiene por qué "preocuparse" pues aunque sea muy intenso el calor sus hojas estarán siempre verdes . La experiencia de aquél que está siempre junto al Señor será esta, no tiene de qué temer, pues aunque...