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Mostrando las entradas etiquetadas como Servicio

Si decides servir al Señor

Comienza el título advirtiendo que si es que dices SÍ a la opción de vida de servir al Señor, es decir de ser un servidor en su viña, el primer trabajo es la propia respuesta ¿le quiero decir sí? y como el mismo Evangelio lo dice, si es que es si es SÍ, y no habrá cabida para la negativa. Entonces la primera lectura (Eclesiástico 2, 1-11) que nos plantea la liturgia en este día nos permite preguntarnos en primer lugar si queremos servir a Dios o más bien seguiremos con una vida a parte de él, como si no existiera. ¿Qué decides? ¿Decides servir al Señor? Si es que es así, lo que sigue de la lectura son consejos para lo que viene en tu vida, debemos meditarlos para poder acogerlos.

Todo el que se ensalza...

«Todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado» nos enseña el Señor Jesús hoy, luego de relatar una parábola. Difícil es no caer en esto -no ensalzarse-, sobre todo cuando se está acostumbrado a hablar más o primero y decir mucho sobre nosotros mismos y poco de lo bueno que hacen o dicen los otros. Pero claro está, por el Evangelio de hoy, que debemos combatir con esta tendencia que nos puede llevar al egocentrismo e individualismo, pensar sólo en nosotros y no en los demás, el fruto será andar por doquier ensalzándose, cantando sólo lo que uno hace. En cambio quien se humilla, éste será enaltecido, porque no es esencial quedar enaltecido en la tierra, como hacer méritos en ella para ser enaltecidos más bien en el cielo, en la vida futura. Una clave que ayude podría ser aprender a escuchar a los demás, promover el deseo de conocerlos, para así salir del escenario principal y poner más bien al otro ante nuestros ojos, buscar conocerlo, saber lo que hace, l...

Ir contracorriente

La corriente del mundo usualmente señala que para ser grandes debemos avanzar con toda fuerza sin importar los demás, cultivando la indiferencia, el egoísmo, entre otras cosas mas. Muchos terminan en algún momento tristemente cansados y agotados porque es como luchar contra lo que somos, ir contra nuestra naturaleza, y esto nos desgasta. La perspectiva cristiana aparece como algo totalmente contrario, algo que va contra esta corriente, "contracorriente", así en el Evangelio de hoy el Señor Jesús enseña que quien quiera ser el más grande se debe hacer servidor de los otros, de los demás, sencillamente a los ojos de la corriente del mundo es otra cosa totalmente apartada, impensable. Pero curiosamente las personas que lo practican se ven alegres y contentas con lo que hacen, no sin problemas, lejos de esto, los asumen como todos, en su rostro veremos luz. Entonces el servicio a los demás es algo natural a nosotros, y viviendo esto iremos creciendo ante los ojos de los demás...

Tuve hambre y me dieron de comer

Dar de comer al que tiene hambre, dar de beber al que tiene sed, hospedar al forastero, vestir al desnudo, visitar al enfermo y al preso en la cárcel. Cada vez que hacemos algunas de estas acciones con el más pequeño de los hermanos del Señor , con aquellos necesitados, lo estamos haciendo con el mismo Señor Jesús, esto nos lo dice él mismo en el Evangelio que hoy meditamos. Se trata de actos específicos de caridad y misericordia que el Señor nos manda vivir y que en este tiempo de cuaresma podemos bien aprovechar para crecer en estos actos. En estas acciones se reconoce a los que son de Cristo.

Sirvamos de buena gana

Una buena pauta para el servicio en lo cotidiano, sea como hijos, hermanos, empleados, etc., nos la da hoy san Pablo en esta primera lectura, debemos servir y trabajar de buena gana como quienes sirven al Señor y no a los hombres. Como decía el santo "contentos Señor contentos". Primera Lectura Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios (6, 1-9) Hijos, obedezcan a sus padres por amor al Señor, porque eso es justo. Honrarás a tu padre y a tu madre es un mandamiento muy importante, que lleva consigo esta promesa:Te irá bien y vivirás largo tiempo en la tierra.Padres, no exasperen a sus hijos; más bien fórmenlos y corríjanlos, para educarlos bien, como el Señor quiere. Esclavos, obedezcan a sus amos de este mundo con docilidad, respeto y sencillez de corazón, como a Cristo; no sólo cuando los están mirando, ni sólo para quedar bien con ellos, sino como esclavos de Cristo, que cumplen de corazón la voluntad de Dios. Sírvanles, pues, de buena gana, como quien sirv...