¿Dónde estabas cuando el Señor vino a visitarte?

Una breve meditación sobre el Evangelio de hoy (Lc 19, 41-44)
41 Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella, 42 diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. 43 Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, 44 y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita».
Es motivo de lágrimas para el Señor que esta ciudad no conozca el mensaje de paz que él trae. Es algo que "ha quedado oculto a sus ojos". Entristece ver cuando una persona o toda una ciudad no reconoce lo esencial en sus vidas, cuando rechazan vivir de su identidad, de su ser personas y de su llamado a la grandeza, ante ése mensaje de la paz, que Jesús trae, muchos tienen ojos y oídos, para verlo y escucharlo, pero no lo ven, no pueden escucharlo, y esto provoca el llanto.

A cuántos hijos de Dios se debe acercar el Señor y vernos y llorar, porque no queremos conocer el mensaje de la paz entonces queda oculto para nuestros ojos y nuestros oídos se tapan, comenzamos a permitirnos muchas cosas malas, a obrarlas y promoverlas, y no aceptamos nada que las cuestione, eso forma una capa gruesa sobre la cual nos hacemos impenetrables ante todo cuestionamiento moral, tenemos respuestas, sin sentido lógico a veces, pero son respuestas para nosotros que por lo menos justifican un aparente descanso de la conciencia, luego ella se cansa de hablarnos y hablarnos, no la escuchamos, no escuchamos a Dios y nos vamos alejando cada vez más. Es entonces cuando el Señor se acerca, nos ve, y llora.

En este estado, sin la fuerza que sólo Dios puede dar a sus hijos para sobrevivir, sin la gracia de Dios, es donde se aplica el versículo 43 y parte del 44. En tierra lejana, sin Dios, vendrán días sobre este hombre en que sus enemigos lo rodearán de empalizadas, le cercarán y le apretarán por todas partes, y le estrellarán contra el suelo y a sus hijos, y no dejarán piedra sobre piedra, la fuerza del mundo lo destruirá, es un hijo sin la fuerza de Dios, que todo hijo debe tener para poder retornar a la casa, atravesando un bosque lleno de peligros, que sólo no podrá enfrentarlos, y lo destruirán.

¿Por qué pasa todo esto? la respuesta a esta pregunta se da en el último versículo "porque no has conocido el tiempo de tu visita", porque no reconociste el momento en que Dios vino a visitarte. No lo escuchaste cuando estuvo tocando la puerta, pasó por tu ventana y no lo percibiste, tu no estabas esperándolo, no lo viste llorar por tí, clamando tu conversión, bastaba que le digas "Señor ayúdame" y él que tiene nostalgia de tí, con tu puerta abierta pasaba y salía a tu encuentro, vino a buscarte pero tú no estabas, ya eras otro.

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