El Señor Jesús describe muy bien la conducta de los fariseos en diversos versículos, en el que meditamos hoy, precisamente del Evangelio del día (Mt 23, 23-26) Jesucristo habla fuerte y claramente acerca de aquellos que cuidan más lo exterior cuando por dentro se están pudriendo, se cuida lo que se hace más no lo que se piensa, "limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno!". Se permiten todo y no permiten en otros lo más mínimo. Entonces el Señor da la respuesta a este tipo de actitudes, Él dice: "limpia primero la copa por dentro y así quedará limpia también por fuera", en otra traducción dice "purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura". Debemos pues hacer un ejercicio interior para purificarnos, como cuando uno limpia su propia casa por dentro, implica un ejercicio, cansará, pero los frutos serán buenos.
" Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso... Con la medida que midáis, se os medirá " (Lc 6,36.38). Estas palabras del Señor Jesús nos tocan profundamente. ¿Cuántas veces nos hemos encontrado midiendo nuestra compasión, calculando nuestro perdón, racionando nuestro amor? En este pasaje, Él nos invita a un ejercicio de conversión: aprender a amar como ama el Padre . Entre dos medidas: la humana y la divina Nuestra naturaleza humana tiende a calcular, a medir, a sopesar el dar y el recibir. Es muy comprensible: buscamos protegernos, queremos asegurar cierta reciprocidad. Pero Jesús nos presenta una medida diferente: la medida desbordante del amor divino. La misericordia de Dios no conoce límites, no lleva cuentas, no guarda registro de los agravios . Difícil ¿no? El desafío de la misericordia sin límites ¿Cómo amar a quien nos ha herido? ¿Cómo perdonar lo que parece imperdonable? La lógica humana nos empuja hacia la retribución, pero el Evangelio nos lla...
Comentarios
Publicar un comentario