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"Cerca está el Señor de los que lo invocan"

Reflexiones con el Salmo 144, 8-9.15-17 (Del Domingo XVIII, T.O.)

El Señor es clemente y misericordioso,
   lento a la cólera y rico en piedad;
   el Señor es bueno con todos,
   es cariñoso con todas sus criaturas.

Los ojos de todos te están aguardando,
   tú les das la comida a su tiempo;
   abres tú la mano,
   y sacias de favores a todo viviente.

El Señor es justo en todos sus caminos,
   es bondadoso en todas sus acciones;
   cerca está el Señor de los que lo invocan,
   de los que lo invocan sinceramente.

  • Lo primero que muestra esta parte del Salmo 144 es la grandeza del Señor que es rico en misericordia, piadoso, cariñoso con todas sus creaturas. Grande es el amor del Señor para con el hombre. Podemos traer a memoria aquí el Salmo 8.
  • Pero cuando caemos en pecado y más con pecado grave, y vivimos así, cuando faltamos a la caridad, cuando obramos mal, hablamos mal de alguien, somos ligeros, superficiales, caemos en prejuicios, nos burlamos de los demás, etc. ¿Qué difícil es pensar en un Dios así? Que sea lento a la cólera, que sea bueno conmigo, que sea cariñoso, pues quizá lo natural es que pensemos rápidamente en una forma de reaccionar contraria. Cuesta. Pues muchas veces, el sentimiento de culpa y/o vergüenza es tan fuerte que la posibilidad de la misericordia se nos hace algo lejano. 
  • Estando en la situación descrita anteriormente lo mejor es la reacción del "Hijo Pródigo", quien tomando consciencia de la situación en la que estaba se cuestiona a sí mismo y va arrepentido en busca de su Padre. Pero implica eso: Tomar consciencia. Y esto es saber dar razón de mis actos, por los que soy responsable de las consecuencias y tomar resoluciones concretas que me lleven a esforzarme cuidándome de no volver a caer. 
  • Invocar al Señor es la mejor acción. Pues como dice este salmo, él está cerca de los que lo invocan verdaderamente.

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