Que no seamos sordos a tu voz

Es la antífona que el Salmo 94 de hoy nos presenta: "Señor, que no seamos sordos a tu voz". Ante las hechos de los cuales estamos siendo testigos en estos días al seguir las primeras lecturas, vemos cuan seguido el Señor hablaba al pueblo elegido, a los israelitas, podemos ver que sus manifestaciones eran frecuentes y grandes obras en favor de su pueblo Él hacía. También somos testigos de la dureza de corazón de parte de este pueblo, que ante estas manifestaciones, al encontrarse con una dificultad en el viaje por el desierto no hacía otra cosa más que reaccionar con el corazón, la vista y el oído cerrados.

En este contexto cobra fuerza esta antífona: "Señor, que yo no sea sordo a tu voz".

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