Los salmos nos ayudan a conocer cómo debemos dirigirnos al Señor y a saber pedir lo que nos conviene. Rezando los salmos del oficio me topé con el salmo 63 "súplica contra los enemigos" y nada más empezando dice "protege mi vida del terrible enemigo; escóndeme de la conjura de los perversos". El terrible enemigo pues anda como león rugiente buscando a quién devorar, esta no es una frase nada más metafórica, es cierto que el enemigo busca derrumbar, desalentar, desanimar, desesperanzar, muchas veces con las cosas más sencillas que vivimos en lo cotidiano. Así que es necesario este tipo de oración, en donde debemos pedir a Dios que nos proteja de las acciones de este terrible enemigo.
Hoy escucharemos del Señor Jesús esta enseñanza «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn 8, 31-32). En aquel diálogo le responden "nunca hemos sido esclavos de nadie ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?". Nuevamente vemos que no entienden al Maestro, son palabras que no son acogidas, que como él mismo dice más adelante su palabra no penetra en ellos. Vemos en esta primera enseñanza un presupuesto para ser discípulos del Señor Jesús, mantenernos fieles a su Palabra, perseverantes en la escucha, la acogida y la concresión. Pero como la Palabra del Señor no es acogida ellos reaccionan ante algo que les incomoda, que el Señor les haya dicho que la verdad que él trae les hará libres, por eso responden a eso, ante lo cual Jesús responde dejándonos una enseñanza sobre lo que significa ser hijos y por otro lado ser esclavos. Hoy responde en el evangelio: «Os aseguro que quien comete pecado es es...
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