Ir al contenido principal

Entradas

Como lo dijo, Él está siempre con nosotros

El Señor Jesús le dijo a sus apóstoles, y en ellos también a nosotros, que estaría con ellos hasta el fin de los tiempos. El salmo de hoy, en su última estrofa nos ayuda a recordar este pasaje cuando dice "El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan". Hay que pasar por algunas tormentas, como los discípulos del Señor, para entender mejor estas palabras del salmo 144. Es difícil confiar cuando estamos en una pequeña barca en medio de un mar agitado y movido, justamente allí también el Señor nos pregunta "¿Por qué tienen miedo?" y debería continuar: si están conmigo. Aunque lo que veían sus ojos es que el Señor dormía en la barca mientras sucedía la tormenta. Así sucede también hoy, nuestros sentidos en un momento de tormenta no perciben al Señor, no perciben su presencia, nos asustamos, nos da miedo, podemos saber que está allí, pero lo percibimos "dormido", incluso renegamos preguntando ¿Por qué no haces algo? ¿Hasta cuándo se...

Sirvamos de buena gana

Una buena pauta para el servicio en lo cotidiano, sea como hijos, hermanos, empleados, etc., nos la da hoy san Pablo en esta primera lectura, debemos servir y trabajar de buena gana como quienes sirven al Señor y no a los hombres. Como decía el santo "contentos Señor contentos". Primera Lectura Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios (6, 1-9) Hijos, obedezcan a sus padres por amor al Señor, porque eso es justo. Honrarás a tu padre y a tu madre es un mandamiento muy importante, que lleva consigo esta promesa:Te irá bien y vivirás largo tiempo en la tierra.Padres, no exasperen a sus hijos; más bien fórmenlos y corríjanlos, para educarlos bien, como el Señor quiere. Esclavos, obedezcan a sus amos de este mundo con docilidad, respeto y sencillez de corazón, como a Cristo; no sólo cuando los están mirando, ni sólo para quedar bien con ellos, sino como esclavos de Cristo, que cumplen de corazón la voluntad de Dios. Sírvanles, pues, de buena gana, como quien sirv...

Obras de la carne y obras del Espíritu

Hay obras de la carne y obras del Espíritu, San Pablo en la primera lectura que nos toca meditar en la liturgia de hoy (Gál 5, 18-25) nos dice, al hablarle a los gálatas, que debemos esforzarnos por seguir al Espíritu. Se trata de dejar las obras de la carne y buscar más bien vivir las obras del Espíritu. Él nos da algunas claves. Primero nos enseña a identificar las obras de la carne. Dice que estas obras son: la fornicación, la impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, contiendas, envidias, rencores, rivalidades, partidismo, sectarismo, discordias, borracheras, orgías y cosas por el estilo. Luego, nos indica las obras del Espíritu: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí. La pregunta que aquí debemos hacernos es ¿Qué queremos vivir? Obras de la carne o las obras del Espíritu ¿Cuáles son las que verdaderamente nos realizan? El Apóstol nos da una segunda clave cuando nos dice, a manera de advertencia: "Y los...

Nada que nos aparte de él y nada que lo ofenda

En la primera lectura que la liturgia nos propone hoy nos encontramos, hacia el final, con esta frase... «dame tan sólo lo necesario para vivir, no sea que la abundancia me aparte de ti y me haga olvidarte; no sea que la pobreza me obligue a robar y me lleve a ofenderte». Vemos que el centro sobre el que gira la idea es el Señor Jesús, esta es una buena clave que nos ofrece proverbios para aprender a poner en todas nuestras cosas a Cristo como centro. Se trata de buscar siempre que nada nos aparte del Señor y que nada nos lleve a hacer algo que lo ofenda. En este sentido la oración reza pidiendo que Dios no les conceda abundancia de tal manera que a causa de ella terminen apartándose del Señor y tampoco pobreza porque la necesidad puede conducir a hacer cosas que sean inmorales, con el fin de sobrevivir, la lectura propone por ejemplo el robo. Nuestra oración de petición y de acción debe darse teniendo como esencia que nada nos aparte del Señor y que por nada lo ofendamos.

Instrúyeme, enséñame y guíame

Meditando el salmo que nos propone la liturgia de la Palabra de hoy aprenderemos a dirigirnos al Señor con tres invocaciones, sencillas, fáciles de recordar y que nos ayudarán a tener presente al Señor en cada una de las cosas que realicemos en este día. Salmo Responsorial: 118 R: "Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos."  Dichoso el que, con vida intachable, / camina en la voluntad del Señor. R. Instrúyeme en el camino de tus decretos, / y meditaré tus maravillas. R. Escogí el camino verdadero, / deseé tus mandamientos. R. Enséñame a cumplir tu voluntad / y a guardarla de todo corazón. R. Guíame por la senda de tus mandatos, / porque ella es mi gozo. R. Cumpliré sin cesar tu voluntad, / por siempre jamás. R Necesitamos que sea el Señor quien nos eduque, quien nos forme, sobre todo en el camino de ir cumpliendo el Plan que él tiene para nosotros, en este sentido es que debemos pedirle que nos INSTRUYA en el camino de sus decretos para poder caminar cumplien...