Nada que nos aparte de él y nada que lo ofenda
En la primera lectura que la liturgia nos propone hoy nos encontramos, hacia el final, con esta frase... «dame tan sólo lo necesario para vivir, no sea que la abundancia me aparte de ti y me haga olvidarte; no sea que la pobreza me obligue a robar y me lleve a ofenderte». Vemos que el centro sobre el que gira la idea es el Señor Jesús, esta es una buena clave que nos ofrece proverbios para aprender a poner en todas nuestras cosas a Cristo como centro. Se trata de buscar siempre que nada nos aparte del Señor y que nada nos lleve a hacer algo que lo ofenda.
En este sentido la oración reza pidiendo que Dios no les conceda abundancia de tal manera que a causa de ella terminen apartándose del Señor y tampoco pobreza porque la necesidad puede conducir a hacer cosas que sean inmorales, con el fin de sobrevivir, la lectura propone por ejemplo el robo.
Nuestra oración de petición y de acción debe darse teniendo como esencia que nada nos aparte del Señor y que por nada lo ofendamos.
En este sentido la oración reza pidiendo que Dios no les conceda abundancia de tal manera que a causa de ella terminen apartándose del Señor y tampoco pobreza porque la necesidad puede conducir a hacer cosas que sean inmorales, con el fin de sobrevivir, la lectura propone por ejemplo el robo.
Nuestra oración de petición y de acción debe darse teniendo como esencia que nada nos aparte del Señor y que por nada lo ofendamos.
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