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La mirada humilde de San Pablo

San Pablo nos enseña, en la primera lectura de la liturgia de la Palabra de hoy, que el Evangelio nos salva, no sólo se trata de escucharlo, sino de acogerlo, que implica creer y poner por obra lo que escuchamos. De lo contrario dice el Apóstol, habrán creído en vano. Entonces se trata de creer en lo que el ha predicado y esto es que "Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día", él comienza a narrar luego que el Señor resucitado se apareció a muchos.

En esta parte es interesante ver en San Pablo una mirada de humildad hacia sí, pues es consciente de lo que ha hecho antes, sabe bien lo que era -perseguía a la Iglesia de Dios- y a su vez reconoce que es Cristo quien lo ha llamado y quien lo ha invitado a hacer lo que hace, ser de los que lleven el Evangelio a muchas personas, a recorrer diversos lugares para predicar el Evangelio que le ha sido trasmitido. Entonces San Pablo dice «pero por la gracia de Dios soy lo que soy», con esto nos enseña esa mirada humilde que tiene de sí mismo, se ve con la luz de la verdad, reconoce quién era, y ve ahora lo que la gracia ha hecho y sigue haciendo de él. Más adelante reconocerá también que el trabajo que él ha hecho, no es sólo mérito suyo, sino la gracia de Dios que lo acompaña.

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