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Somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño

Me detengo a meditar hoy en nuestra pertenencia a Dios, lo aborda el salmo que la liturgia nos propone en una de sus estrofas cuando dice «sabed que el Señor es Dios: / que él nos hizo y somos suyos, / su pueblo y ovejas de su rebaño». El Señor que es Dios es quien nos ha hecho. Meditaremos esta línea en tres ideas que terminan siendo tres figuras para expresar la pertenencia a Dios.

Somos suyos

Es bueno recordar de quién somos, así como llevamos dos apellidos que ahora nos recuerdan y a toda la sociedad que somos de unos padres, que pertenecemos al Sr. tal y a doña tal. Por nuestros apellidos los demás reconocen que somos hijos de un padre y madre. Así, recordemos hoy que somos de Dios, somos suyos, él nos ha hecho, no podemos olvidarnos de esto.

Somos su pueblo

No sólo somos de Dios sino que además somos el pueblo que entre todos él se ha escogido, somos su pueblo elegido. Dios invita ahora a muchos a vivir en su pueblo, pero hay de los que no reconocen la invitación, como de los que la niegan y rechazan, es un privilegio pues saber que somos su pueblo, que él está con cada uno de nosotros.

Somos ovejas de su rebaño

Por último, somos sus ovejas, él es pues nuestro pastor, nosotros somos el rebaño que cuida y está atento a cada oveja de su rebaño, por cada uno entrega la vida, nos conduce por buena senda y nos protege del lobo. Cuando pensamos que somos ovejas de su rebaño pensamos también que el Señor es nuestro pastor, y como tal es quien nos guía.

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