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"Cerca está el Señor de los que lo invocan"

Reflexiones con el Salmo 144, 8-9.15-17 (Del Domingo XVIII, T.O.) El Señor es clemente y misericordioso,    lento a la cólera y rico en piedad;    el Señor es bueno con todos,    es cariñoso con todas sus criaturas. Los ojos de todos te están aguardando,    tú les das la comida a su tiempo;    abres tú la mano,    y sacias de favores a todo viviente. El Señor es justo en todos sus caminos,    es bondadoso en todas sus acciones;    cerca está el Señor de los que lo invocan,    de los que lo invocan sinceramente. Lo primero que muestra esta parte del Salmo 144 es la grandeza del Señor que es rico en misericordia, piadoso, cariñoso con todas sus creaturas. Grande es el amor del Señor para con el hombre. Podemos traer a memoria aquí el Salmo 8. Pero cuando caemos en pecado y más con pecado grave, y vivimos así, cuando faltamos a la caridad, cuando obramos mal, hablamos mal de alguien,...

Inclinen el oído, vengan a mí: escúchenme y vivirán.

Meditación sobre la primera lectura del Domingo XVIII del T.O. Parece ser que lo dicho por Isaías en los versículos del 1 al 3 del capítulo 55 se puede leer mejor desde la frase: "Inclinen el oído, vengan a mí: escúchenme y vivirán", que consiste en un llamado a escuchar al Señor, acudir siempre hacia él, que haciéndolo así viviremos. "Vengan a mí" Sobre esto, escribe el profeta: «Todos los que tengan sed, vengan a beber agua, también los que no tienen dinero: vengan , compren trigo, coman gratuitamente vino y leche sin pagar nada». Y luego pone la pregunta que sirve mucho para entender esta primera parte: ¿Por qué gastan dinero en lo que no alimenta, y el salario en lo que no deja satisfecho? Valdría la pena preguntarnos cuanta energía o tiempo gastamos en cosas que no nos satisfacen, en cosas que no nos alimentan. Las palabras "Vengan a mí" reflejan un llamado a lo esencial, es el Señor quien nos dice cuando tengan sed, vengan a mí; cuando necesi...

Busca siempre y en todo al Señor y nada te faltará

Comparto algunas reflexiones tomadas del Salmo 33 "Cuando el pobre grita, el Señor oye, y le salva de todas sus angustias". (33, 7) ¿Quién es el pobre? ¿Acaso sólo el que carece de bienes materiales? Podría pensar también en pobre de mí cuando carezco de los bienes espirituales, y vivo en angustia. Supone esta cita un continuo ejercicio de examen de conciencia para darme cuenta y ser consciente de mis pobrezas y gritar al Señor, luego él me escucha y me salva de todo aquello que me angustia. Así he de bendecir al Señor en todo momento. "Los que buscan al Señor de ningún bien carecen". (33, 11) En el versículo anterior dice: "Los ricos quedan pobres y hambrientos", es decir los que piensan que ya todo lo tienen, y si no están conformes, buscan más en lo material, estos son los que al final siempre quedan pobres y hambrientos. Más aquellos que por sobre esta necesidad destacan como algo esencial para sus vidas buscar al Señor, son los que de ningún b...

Amarnos los unos a los otros es reflejo de Dios en nosotros

Hoy en la primera lectura el Señor llama nuestra atención hacia la vivencia del amor entre nosotros para que él siempre permanezca. "Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros" (1Jn 4, 7-6). Dice el apóstol Juan, que si Dios nos ha amado de esta manera, entregando a su Hijo como víctima de propiciación para nuestros pecados, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Viviendo esto daremos testimonio de que permanecemos en Dios. Justo hoy, el Papa Benedicto XVI dirigiendo unas palabras al Prepósito General de los Clérigos Regulares de Somascos, con motivo del año jubilar convocado por la Orden en el quinto centenario de la prodigiosa liberación de la cárcel del fundador, san Jerónimo Emiliani (1486-1537), les dice que la pobreza de amor es la raíz de todo problema humano. Al respecto dijo: "Es necesario que el crecimiento de las nuevas generaciones sea alimentado no sólo por nociones culturales y técnicas, sino sobre todo por el amor, que vence a...

Su rostro resplandecía por haber hablado con el Señor

De la primera lectura de hoy: Exodo 34, 29-35 "Al ver el rostro de Moisés, tuvieron miedo de acercarse a él" «Cuando Moisés bajó de la montaña del Sinaí con las dos tablas de la alianza en las manos, no sabía que su rostro resplandecía por haber hablado con el Señor ». Más adelante se explica, en este mismo capítulo, que siempre que Moisés hablaba con el Señor su rostro resplandecía. Cuando entramos en diálogo de oración con el Señor, cuando lo visitamos y nos arrodillamos a conversar con él ante el sagrario en la capilla, o cuando lo visitamos y él está expuesto, entramos como Moisés en un diálogo profundo con el Señor, y nuestro rostro resplandece. Este es el signo para los demás de la presencia de Dios en nuestras vidas. Pero ¿Qué significa que nuestro rostro resplandezca? Significa que vivimos una alegría profunda a partir del encuentro con el Señor, que se manifiesta ante los demás en el brillo y pureza de nuestra mirada, en nuestro trato caritativo con los demás,...