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Dios llama a la conversión: "Levántate y predícale"

El Señor le dice a Jonás: "Levántate... y predícale el mensaje que te digo" . Este mandato no es solo para el profeta, sino que resuena hoy en cada uno de nosotros. Jonás fue enviado a Nínive con una misión clara: anunciar la conversión y advertir que, si no cambiaban de vida, la ciudad sería destruida en cuarenta días. La urgencia de este mensaje sigue vigente. También nosotros estamos llamados a escuchar la voz de Dios y responder con un corazón dispuesto al cambio. La Cuaresma: un tiempo de renovación espiritual La Cuaresma es mucho más que un período litúrgico; es un gran retiro espiritual que la Iglesia nos ofrece para revisar nuestra vida y encaminarnos hacia la conversión. Este tiempo nos invita a transformar nuestra mente, nuestro corazón y nuestras acciones . Convertirse implica estar atentos a la Palabra de Dios que la liturgia nos propone cada día. No basta con escucharla superficialmente, sino que debemos permitir que ella nos cuestione y nos confronte con la verd...

Cuando uno grita, en medio de la angustia, el Señor escucha y responde

Cuando estamos atravesando por momentos de angustia, de no encontrar salida, de no ver claramente como otros quizá una luz en nuestra vida, son circunstancias en las que sencillamente caminar cuesta más, nuestros pies se hacen más pesados y dar cada paso es doloroso. Como pan de cada día, tenemos problemas que no sabemos como enfrentarlos, no sabemos cómo darles solución, tampoco queda claro a quien acudir, a veces no hay ese "a quién". Cuando para otros la cosa va bien, para nosotros el horizonte está nublado. El Salmo que la liturgia nos propone hoy es muy iluminador en medio de este panorama muchas veces oscuro, descrito en el párrafo anterior. Ya en la primera estrofa dice el salmista: "Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias". Y es que quizá para el mismo cristiano ante esos problemas en los que no encontramos salida, se hace la cosa muy difícil, a pesar de conocer a Aquél que es nuestra Esperanza. Y es que si  no permitimos que e...

Como la lluvia que nutre la tierra es la Palabra de Dios

Como el agua de lluvia que cae del cielo y moja la tierra, la humedece, la nutre, permite que las raíces de los árboles beban y se nutran. Como el agua de lluvia que cae con fuerza y hasta la tierra más dura atraviesa, que al principio se demora pero luego se humedece, lo que era una capa gruesa y seca se moja y ennoblece, así penetra hasta lo más profundo de la tierra, la moja y la nutre. Así es la Palabra de Dios. Esta figura nos plantea el Señor hoy en la primera lectura en boca de Isaías (55, 10-11). La lluvia es la Palabra de Dios ¿Quién es la tierra? Nosotros. Los hombres somos esa tierra a quienes el Señor manda el agua con la lluvia para nutrirnos, así nos manda su Palabra, para que de allí podamos nutrirnos para nuestra vida cristiana.

Actuemos siempre con justicia

Hoy la liturgia nos ofrece unas lecturas que nos instruyen para poder ser de los llamados "Benditos", como señala el Evangelio, y así poder entrar al Reino de los Cielos. "Ustedes serán santos, porque yo, el Señor, su Dios, soy Santo".  Le primera lectura del libro de levítico nos marca este horizonte, seremos santos, porque el que nos ha llamado e invitado a vivir la verdadera vida es santo, y si queremos ir en camino hacia esta meta debemos considerar algunos esfuerzos que son parte de nuestra naturaleza, que por ejemplo están comprendidos por la caridad, la justicia, el bien. Realizar dichos esfuerzos es algo para lo que el hombre ha sido hecho, tendemos hacia esto. Es necesario comprender esto en primer lugar porque no es que el Señor nos imponga algo que sea difícil, no nos impone cosas irrealizables, sino nos invita a vivir auténticamente como quienes somos, personas humanas, sus hijos. Así, en la primera lectura, nos invita a: No mentir, no robar, no ...

Viviendo el Ayuno

Centrar la mirada en el otro, en nuestros semejantes, nuestro prójimo, aquellos que están a nuestro alrededor y comúnmente no prestamos mucha atención, es la invitación que nos hace el Señor hoy con la primera lectura (Is 58, 1-9) cuando dice, por el profeta Isaías "partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo, y no dejar de socorrer a tus semejantes". Todo esto se contrasta en la lectura ante la búsqueda del propio interés en la práctica del ayuno, eso distorsiona el sentido del ayuno, no obedece a la Caridad. En otra traducción, encontramos, en la cita que estamos meditando, que el ayuno que el Señor quiere es también nuestro esfuerzo por desatar los lazos de la maldad. Esto implica de nuestra parte, rechazo constante de todo acto de maldad, en nosotros y en los demás. El Ayuno pues, nos ayuda a superar el egoísmo para vivir la lógica del don, de la generosidad, de la entrega, el amor que vamos cultivando hacia el Señor se ...