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Viviendo el Ayuno

Centrar la mirada en el otro, en nuestros semejantes, nuestro prójimo, aquellos que están a nuestro alrededor y comúnmente no prestamos mucha atención, es la invitación que nos hace el Señor hoy con la primera lectura (Is 58, 1-9) cuando dice, por el profeta Isaías "partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo, y no dejar de socorrer a tus semejantes".

Todo esto se contrasta en la lectura ante la búsqueda del propio interés en la práctica del ayuno, eso distorsiona el sentido del ayuno, no obedece a la Caridad. En otra traducción, encontramos, en la cita que estamos meditando, que el ayuno que el Señor quiere es también nuestro esfuerzo por desatar los lazos de la maldad. Esto implica de nuestra parte, rechazo constante de todo acto de maldad, en nosotros y en los demás.

El Ayuno pues, nos ayuda a superar el egoísmo para vivir la lógica del don, de la generosidad, de la entrega, el amor que vamos cultivando hacia el Señor se traduce en el amor a los demás, y al esforzarnos por vivir la caridad, estamos esforzándonos por promover la paz en nuestra sociedad.

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