Ir al contenido principal

«Le llevaban los enfermos en camillas»

Meditando en la lectura del Evangelio de hoy me detuve en una frase «cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaban los enfermos en camillas». A partir de ésto propongo dos reflexiones breves a considerar en este día: Primero, "cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús" y en segundo lugar: " le llevaban los enfermos en camillas". Todo en clave de la misión de los laicos como apóstoles.

Dice el Evangelio
Marcos 6, 53-56 
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, terminada la travesía, tocaron tierra en Genesaret, y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaban los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.
"Cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús" 

En el tiempo de Jesús, muchos se enteraban de sus milagros, de todo lo que hacía y era entonces que muchos iban donde él, lo buscaban, le llevaban enfermos, poseídos por demonios, etc. Crecía la fe en Aquél hombre que hablaba con autoridad, que expulsaba demonios y sanaba muchos enfermos. La gente comenzó a seguirlo en multitudes.

¿Qué sucede ahora? Ahora la gente no se entera del Señor Jesús, hay muchos todavía que no lo siguen, porque no saben de él, no están enterados de lo que hoy hace el Señor Jesús, piensan que todo lo que dicen de Él, la gente y los Evangelios es parte de la historia de la humanidad. Piensan que Jesús no tiene injerencia en la historia de hoy.

Un dato interesante es que los receptores de los milagros de Jesús eran los que iban y contaban por todos lados lo que el Señor había obrado en ellos, esto a pesar de ser advertidos por el mismo Jesús que no lo hicieran, sin embargo daban gloria a Dios a viva voz, por todos lados y muchos se enteraban de Jesús por ellos.

Ahora hay muchos que han sido y son sanados, curados, salvados, reconciliados por el Señor Jesús y han optado por el silencio, cuando en este mundo más se necesita de estos testimonios para que los demás vean que el Señor continúa obrando en nuestras vidas, lo hace, sigue mandando a sus siervos a ayudarnos. No podemos negar esto. Pregúntate hermano, hermana, cuánto haces por comunicar lo que Dios ha hecho y sigue haciendo por tí. Hay muchos que necesitan enterarse dónde está Jesús para también ir donde él.

"Le llevaban los enfermos en camillas".

Es así que la misión de los laicos es hacer apostolado en todo momento, llevar a los enfermos en camillas hacia Jesús, él ha venido a sanar a los enfermos. Seamos más conscientes de lo que el Señor ha hecho por nosotros y actuemos como la suegra de Simón, quien al ser curada por el Señor Jesús de la fiebre que tenía, se le pasó la fiebre y se puso a servir, esto es lo que debemos hacer. Servir.

Llevemos a los demás hacia Jesús hoy. Hay muchas maneras de hacerlo. Presentándolo, es decir hablando de él a los demás, y buscando llevarlos hacia el encuentro con Jesús a través de nuestro diálogo; también dando testimonio con lo que hagamos hoy a los demás, y buscando lo mismo que lo anterior; Otra manera es invitando a la gente que conocemos a la Misa Dominical a la que vamos "llevemos" a los demás a donde está el Señor. No tengamos miedo de hacerlo. Y una última manera es llevando nosotros las intenciones de los demás, cuando vayamos al encuentro con el Señor ante el sagrario en la Capilla a la que vayamos, llevemos una lista con intenciones de los demás, recemos por los enfermos, por los atribulados, recemos por las personas que conocemos que están sufriendo, recemos hoy fervorosamente por ellos.

Hagamos lo que nos toca, demos todo de nuestra parte, que el Señor obrará lo demás. Que Santa María nos acompañe en esta tarea.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El hijo y el esclavo

Hoy escucharemos del Señor Jesús esta enseñanza «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn 8, 31-32). En aquel diálogo le responden "nunca hemos sido esclavos de nadie ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?".  Nuevamente vemos que no entienden al Maestro, son palabras que no son acogidas, que como él mismo dice más adelante su palabra no penetra en ellos. Vemos en esta primera enseñanza un presupuesto para ser discípulos del Señor Jesús, mantenernos fieles a su Palabra, perseverantes en la escucha, la acogida y la concresión. Pero como la Palabra del Señor no es acogida ellos reaccionan ante algo que les incomoda, que el Señor les haya dicho que la verdad que él trae les hará libres, por eso responden a eso, ante lo cual Jesús responde dejándonos una enseñanza sobre lo que significa ser hijos y por otro lado ser esclavos. Hoy responde en el evangelio: «Os aseguro que quien comete pecado es es...

El árbol plantado junto al agua, la figura del que confía en el Señor

"El que pone su confianza en el Señor, será como un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces". Dice la primera lectura que nos propone hoy la liturgia y está tomada del libro de Jeremías  (Jer 17, 5-10).  En la lectura se presentan tres beneficios para el que practica esta confianza en el Señor. Es bendito. Recibe la bendición, pues el que, por el contrario, confía más en sí mismo, recibe la maldición porque ha apartado su corazón del Señor. El que pone su confianza en Dios recibe bendiciones , será bendito a los ojos de Dios. La lectura plantea una segunda figura: "cuando llega el calor no teme". Ante la intensidad de los rayos del sol, las hojas del árbol pueden comenzar a secarse, sin embargo el árbol plantado junto al agua no tiene por qué "preocuparse" pues aunque sea muy intenso el calor sus hojas estarán siempre verdes . La experiencia de aquél que está siempre junto al Señor será esta, no tiene de qué temer, pues aunque...

Las 3 preguntas y las 3 respuestas de Jesús a Pedro

"Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas»." (Jn 21, 17) Este pasaje forma parte del evangelio de Jn 21, 15-19  en el cual encontramos las tres preguntas del Señor Jesús a Pedro y a su vez, las tres respuestas del Maestro.  Para entender a fondo la raíz de estas preguntas y respuestas nos viene perfecto dar una mirada a lo escrito por el papa Benedicto XVI al reflexionar sobre estas palabras. La primera vez, Jesús pregunta a Pedro: "Simón..., ¿me amas" (agapâs-me) con este amor total e incondicional? (cf. Jn 21, 15). Antes de la experiencia de la traición, el apóstol ciertamente habría dicho: "Te amo (agapô-se) incondicionalmente". Ahora que ha experimentado la amarga tristeza de la infidelidad, el drama de su propia debilidad, dice con humildad: "Señor, te quiero (...