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Cuaresma: Transformación de la mente, renovación del corazón y el poder del silencio en la acción


Con la Celebración del Miércoles de Ceniza, la Iglesia nos invita a realizar en este tiempo un fuerte trabajo interior, de conversión, un trabajo de transformación de la mente, extirpar criterios malos y remplazarlos por los nuevos, los de Cristo; de esfuerzos por renovar el corazón y ejercicios de silencio en la acción.

🛤️ Un camino de reconciliación: Dios nos invita a volver a Él

«Conviértanse al Señor», nos dice la Escritura. En primer lugar, recibimos hoy un llamado a convertirnos, pero esta conversión no se da por sí sola con tan sólo pedirla, necesita y exige de la colaboración de cada uno de nosotros. Probablemente, ese esfuerzo por convertirnos en este tiempo sea algo exigente.

San Pablo nos exhorta: "En nombre de Cristo les pedimos que se reconcilien con Dios". Como él mismo le dice a los corintios, recordándoles lo que Dios dice: "En tiempo favorable te escuché, en días de salvación vine en tu ayuda", éste es pues el tiempo en que debemos poner todo nuestro esfuerzo, pues el Señor está con nosotros, él nos acompaña, él viene en nuestra ayuda para convertirnos, escuchará nuestra súplica.

🏹 La clave de la conversión: Reconocer nuestra culpa

«Yo reconozco mi culpa», dice el salmo. "Tengo siempre presente mi pecado", clamamos pidiendo al Señor: "misericordia, porque hemos pecado".

Al reconocer nuestra culpa y tener siempre presente nuestro pecado, hacemos un constante esfuerzo a nivel de la mente, un ejercicio de conciencia sobre nuestros actos, buscando acudir al Señor para que nos ayude a transformar todo aquello que descubrimos que está mal.

El ejercicio del "examen de conciencia" nos ayudará en este tiempo de cuaresma a examinarnos en aquellas cosas que nos propongamos cambiar. Hay criterios errados, equivocados, que nos llevan a cometer malas acciones, y debemos despojarnos de ellos para revestirnos de los pensamientos buenos que Cristo nos ha enseñado.

❤️ "Desgarren su corazón": La transformación interior que Dios espera

No las vestiduras, sino los corazones, debemos rasgarlos, leemos en el libro de Joel. Este "desgarrar" es una invitación a introducirnos hasta lo más profundo de nuestro corazón, sondearlo a los ojos de Dios, porque él también nos sondea. Revisar nuestros afectos: ¿A qué está aferrado mi corazón? ¿A cosas del mundo?

"Oh Dios, crea en mí un corazón puro", reza el salmo de hoy, pidiendo al Señor que renueve nuestro corazón. Éste es el ejercicio que debemos realizar: renovar nuestros afectos y ordenarlos según el Señor.

Pero en este tiempo debemos entrar a fondo, iluminar todo con la luz de Cristo. Ordenar nuestro corazón implicará un trabajo exigente de oración, muy cerca del Señor. Como lo hizo con Juan, el discípulo amado, nos acercará a su pecho para escuchar el latido de su corazón, ayudando a que el nuestro vaya al ritmo del suyo.

🙏 Oración, ayuno y limosna: Vivir la Cuaresma en lo secreto

Bien claro nos habla el Señor sobre lo que debemos vivir en este tiempo de cuaresma, en el que la Iglesia nos invita a esforzarnos por convertirnos con algunos actos concretos: el Ayuno, la Limosna y la Oración.

El Papa Benedicto XVI nos da algunos alcances breves que explican bien lo que significa cada una de estas expresiones del compromiso de la conversión:
  • Sobre el Ayuno: "Con una mesa más pobre aprendemos a superar el egoísmo para vivir en la lógica del don y del amor. Soportando la privación de alguna cosa —y no sólo de lo superfluo— aprendemos a apartar la mirada de nuestro «yo» para descubrir a Alguien a nuestro lado y reconocer a Dios en los rostros de nuestros hermanos".
  • Sobre la Limosna: "Nos encontramos ante la tentación del tener, de la avidez de dinero, que insidia el primado de Dios en nuestra vida. El afán de poseer provoca violencia, prevaricación y muerte; por esto la Iglesia, especialmente en el tiempo cuaresmal, recuerda la práctica de la limosna, es decir, la capacidad de compartir".
  • Sobre la Oración: "En todo el período cuaresmal, la Iglesia nos ofrece con particular abundancia la Palabra de Dios. Meditándola e interiorizándola para vivirla diariamente, aprendemos una forma preciosa e insustituible de oración, porque la escucha atenta de Dios, que sigue hablando a nuestro corazón, alimenta el camino de fe que iniciamos en el día del Bautismo".

🌱 Un corazón puro para Dios: El desafío de renovar nuestros afectos

"Oh Dios, crea en mí un corazón puro", dice el salmo. Este es el desafío: despojarnos de los afectos desordenados, alejar nuestras intenciones, sentimientos y pasiones que son del mundo, para recibir la pureza que viene de Dios.

Para ello, debemos iluminar nuestro interior con la luz de Cristo. La transformación de nuestro corazón implica oración, tiempo en el Sagrario, horas santas y momentos de profunda intimidad con el Señor.

🌟 El silencio en la acción: La enseñanza oculta del Evangelio de hoy

El Señor Jesús en el Evangelio nos invita a vivir todo lo anterior en silencio. Es decir, hacer un esfuerzo por realizar fielmente cada una de estas acciones sin buscar ser vistos por los demás.

Veamos lo que nos dice nuestro Maestro:
  • Ayuno: "No pongan cara triste". "Cuando ayunes, perfúmate y lávate la cara, para que tu ayuno lo note no la gente, sino tu Padre, que está en lo secreto".
  • Limosna: "Cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha".
  • Oración: "No sean como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente".
En silencio, así será mejor. Solo para Dios. Cada esfuerzo que hagamos tendrá frutos y repercutirá en quienes nos rodean, pero no buscamos que los demás lo noten, sino que sea el Señor quien lo vea y transforme nuestro corazón.


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