Un verdadero amigo te acompaña en todo momento

Estando con el Señor en todo momento descubrimos en él un verdadero amigo, sincero, transparente, a quien de veras le interesamos, y justamente por esto él busca educarnos, pues sabe, conoce cómo seremos felices, y al ser un amigo verdadero se interesa por que lo que hagamos sea lo que debemos hacer, es decir que seamos quienes debemos ser, pues así alcanzaremos a vivir lo que anhelamos.

El salmo que hoy nos presenta la liturgia nos invita a reflexionar sobre la felicidad que podemos encontrar al dejarnos educar por el Señor Jesús "Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor". Es dichoso, pues eres tú quien le enseña, eres tú quien al verlo cansado tras los duros años por los que pasa o ha pasado, le das descanso. Les dices como a tus discípulos: "Venid a mí los que están cansados y atribulados".

El verdadero amigo es aquél que cuando se da cuenta que puedes tropezar te sostiene, "cuando me parece que voy a tropezar, tu misericordia, Señor, me sostiene". El verdadero amigo es aquél que consuela al amigo a quien ve que sus preocupaciones se multiplican, "cuando se multiplican mis preocupaciones, tus consuelos son mi delicia".

Este es el salmo de hoy...

"Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor."

Dichoso el hombre a quien tú educas, / al que enseñas tu ley, / dándole descanso tras los años duros. R.

Porque el Señor no rechaza a su pueblo, / ni abandona su heredad: / el justo obtendrá su derecho, / y un porvenir los rectos de corazón. R.

Cuando me parece que voy a tropezar, / tu misericordia, Señor, me sostiene; / cuando se multiplican mis preocupaciones, / tus consuelos son mi delicia. R.

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