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Da testimonio de tu Vida Cristiana

En diversas situaciones en el día estamos invitados a dar testimonio de nuestra vida cristiana, dar testimonio que seguimos a Cristo, que confiamos en él, que rezamos porque queremos estar con él, queremos que él nos guíe y nos enseñe los caminos de Dios, debemos dar testimonio a los que nos rodean de todo esto.

La primera lectura (Sant 2, 1-9) que la liturgia nos propone hoy cuestiona nuestras acciones cuando propone un ejemplo: «2 Supongamos que entra en vuestra asamblea un hombre con un anillo de oro y un vestido espléndido; y entra también un pobre con un vestido sucio; 3 y que dirigís vuestra mirada al que lleva el vestido espléndido y le decís: "Tú, siéntate aquí, en un buen lugar"; y en cambio al pobre le decís: "Tú, quédate ahí de pie", o "Siéntate a mis pies"». ¿Por qué dar al de buen "aspecto" un buen lugar y al de aspecto "malo", a nuestros ojos, el peor sitio? y Santiago lanza otra pregunta: «4 ¿No sería esto hacer distinciones entre vosotros y ser jueces con criterios malos?». Efectivamente es un criterio malo, anti evangélico, el que nos puede llevar a obrar así. Hemos juzgado por la apariencia. Nos invita pues Santiago a examinarnos y preguntarnos ¿Cuánto nos pasa esto?

Pues los cristianos estamos llamados a cumplir con el mandamiento del amor. «8 Si cumplís plenamente la Ley regia según la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, obráis bien». Es lo que debe regir nuestras acciones con respecto a los demás, debemos juzgar orientados a vivir el amor, la caridad.

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