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Mostrando entradas de mayo, 2012

Frutos del encuentro con el Señor

Cuando una persona está con el Señor no hace más que dar testimonio a los demás y contagiar una intensa alegría que tiene su fuente en aquél encuentro cotidiano, constante, con el Señor Jesús, quien viene a nuestro encuentro deseoso a través del Santo Espíritu de hacer su morada en nosotros. Santa María iba con el Señor en su vientre, ella, la bienaventurada, lo tenía, y vemos en el Evangelio de hoy que narra el pasaje de la visitación que nuestra Madre va con prontitud a visitar a su prima. Entonces María llegó a casa de Santa Isabel y  relata el Evangelio que «en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo». Es el saludo de María, la que lleva al Señor Jesús con ella, el primer tabernáculo, y qué interesante prestar atención al detalle de lo que suscita en Isabel este saludo con ella, s...

Estamos llamados a servir

El contraste entre buscar dominar a los demás, tener poder sobre los otros y de esta manera poder gobernar a los demás según los gustos cambiantes, frente a la vida del Señor Jesús que es todo lo contrario se nos muestra hoy en el Evangelio. Nuestro Señor nos dice como respuesta a lo que plantea el mundo, «no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos». Debemos servir a los demás, en esto nos realizamos como personas humanas, como hijos de Dios, amando, siendo siervos no señores, pues tenemos un único Señor a quién servimos de corazón.

¿Dónde quiero ser el primero?

En el último versículo del Evangelio de hoy encontramos estas palabras del Señor «pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros». Al respecto comenta Jerónimo que «los fariseos eran los primeros y se han hecho los últimos. Los que lo dejaron todo y siguieron a Cristo, fueron los últimos para el mundo por sus angustias y persecuciones, pero serán los primeros por la esperanza que han puesto en Dios». A partir de esto podríamos plantearnos una pregunta sencilla ¿Dónde quiero ser el primero? según la respuesta que nos demos veremos hacia dónde se dirigirán nuestros esfuerzos, si quiero ser el primero en el mundo, es una opción que haré, y dejaré de mirar lo segundo, por lo tanto seré luego el último, pero entonces cómo hacer para ser el primero luego y ahora el último. El Señor Jesús nos da un ejemplo de esto, pone su mirada en el cielo, en el Reino, y aquí no busca llenarse de bienes más que el bien que se produce cuando las personas se convierten y creen en el Evangelio. ...

¡No nos amoldemos al molde del mundo!

«Como hijos obedientes no os amoldéis a las apetencias de antes, del tiempo de vuestra ignorancia» nos exhorta hoy San Pedro en su primera carta, primera lectura que escucharemos hoy en la Misa (1 Pe 1, 10-16). Al haber hecho una opción por vivir la vida cristiana, es decir, seguir a Cristo quien nos ha mostrado al Padre, queremos ser obedientes como el Señor Jesús, a esto apela en primer lugar San Pedro, nos dice "como hijos obedientes" que ya son y que se esfuerzan por ser. Es importante ver la obediencia no con una referencia inmediata a castigo, como a veces la experiencia propia o de otros nos muestra, obediencia es escuchar con atención la voz de quien manda y hacer caso, cumplir con su voluntad, implica en primer lugar estar atento, oir, escuchar y luego dirigirnos hacia el cumplimiento de lo pedido. No obedecemos a quien quiere el mal para nosotros o a quien nos pide hacer algo malo, obedecemos a quien busca el bien para nosotros, obedecemos a nuestros padres, obede...

Miremos nuevamente al Señor

Continuando con la meditación en la cita que el Evangelio hoy nos propone ahora nos detendremos en un obstáculo que desde siempre ha hecho que no atendamos a las Palabras del Señor. El Evangelio que estamos meditando hoy es San Marcos 10, 17 - 27. Luego de la segunda respuesta del Señor Jesús al joven rico, leemos que éste se va entristecido, abatido por las palabras del Señor, pues le pedía algo que le costaba realizar, el Señor le dijo: «anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo», y el joven tenía muchos bienes. ¿Acaso se trata de los bienes? ¿son los bienes el problema? vemos en el Evangelio que el Señor lo mira fijamente al darle esta respuesta, las palabras de Marcos son «fijando en él su mirada, le amó y le dijo», se trata de una mirada intensa, con amor, a la que el joven no corresponde, pues su corazón ya sirve a otro Señor, su corazón está afianzado en sus bienes y no en Cristo, el Señor quiere liberarlo de eso, quiere que su corazón r...

¿Qué haces cuando el Señor te responde?

No son pocas las veces que entramos a una capilla y nos ponemos a rezarle a Jesús pronunciando los pedidos que tenemos para él, entre estas peticiones también escapan algunas profundas y se confunden. Es así que le pedimos a Dios que nos ayude en un examen, en el trabajo, con algún problema en particular, le pedimos que nos libre de algo, le pedimos salud, etc., como de las segundas , pues también pedimos por cosas hondas, por anhelos no satisfechos, por necesidades espirituales, por nuestra propia felicidad, y esperamos su respuesta. Quiero que nos detengamos hoy en las preguntas más hondas, preguntas sobre nosotros, cómo "Señor ¿qué hago para ser feliz?", es el caso del joven rico que nos plantea hoy el Evangelio, este joven se acerca al Señor, se pone delante y le pregunta ¿Qué he de hacer para tener en herencia la vida eterna? y con esta pregunta se abre el diálogo con el Señor Jesús, como aquel joven, muchos hoy también podrían estar en ese encuentro con el Señor si de...

¿El amor de Jesús es un amor distinto?

Quizá lo que sucede es que estamos acostumbrados a un amor del mundo, que más bien nos plantea un significado distinto en donde el amor es recibir y está planteado desde el beneficio, es decir, si dices que me amas me debes "dar", y esto es lo que esperamos cuando amamos con el significado que  el mundo le ha dado al amor. Más el Señor Jesús en el Evangelio de hoy nos da una lección en su diálogo con San Pedro, el primer Papa, Simón el que era pescador y asumió la misión que el Señor le encomendó, seguir siendo pescador pero ahora de hombres. Dice el Evangelio según San Juan (Jn 21, 15-19) «Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?" Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Jesús le dice: "Apacienta mis corderos." Por segunda vez le pregunta: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le contesta: "Sí, Señor, tú sabes que te qui...

El Señor sigue cooperando confirmando nuestras palabras con señales

Por el Evangelio de hoy participamos de la ascensión de nuestro Señor Jesucristo a los cielos, San Marcos relata que antes de ascender el Señor ha hablado con sus discípulos y en ese momento les dice "vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará". Y más adelante veremos cómo el Señor, luego de la ascensión no deja solos a los discípulos a quienes ha enviado al mundo a evangelizar, cooperaba confirmando la palabra con señales que los acompañaban. Podríamos preguntarnos ¿cuáles son las señales de ahora? ¿cuáles son las señales con las que el Señor acompaña? y estas preguntas nos despiertan la atención respecto a lo espiritual, pues poco vemos lo espiritual, poco prestamos atención a las cosas de Dios, por lo tanto nuestra mente probablemente esté llena de preocupaciones de este mundo, así ¿cómo podemos pedir ver señales? incluso esto pasa muchas veces entre los discípulos de hoy, entre los apóstoles de hoy, nos dejamo...

La esperanza a la que hemos sido llamados

San Pablo en la carta a los Efesios, la segunda lectura de hoy, dirige una oración a través de la cual nos muestra la vida a la que hemos sido llamados, la "riqueza gloriosa" a la que debemos aspirar, le pide al Padre, en su oración, que les de espíritu de sabiduría y de revelación para conocerlo. En esto primero podemos ver la remisión a la gracia que es necesaria para conocer a Dios para tener sabiduría para poder comprender sus designios para nosotros, aquí nos enseña el Apóstol ha pedir al Padre siempre que nos regale el don necesario para conocerlo. Luego dice que sea el Padre que ilumine los ojos de nuestro corazón para que comprendan la esperanza a la que han sido llamados. Me parece interesantes las palabras que usa, "ojos de nuestro corazón", pues con el corazón es que podemos percibir y ver la esperanza que el Señor nos ha dado, la de la vida eterna, a la que él asciende, los cielos, su reino, ésa es la riqueza que debemos tener como meta, es la herencia...

¿Sabemos pedir a Dios?

En el Evangelio de hoy el Señor Jesús nos dice «Yo les aseguro que todo lo que pidan al Padre en mi nombre, él se los dará». Luego continúa «Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre; pidan y recibirán...» Esta propuesta del Señor me lleva a formular esta pregunta ¿Sabemos pedir a Dios? Jesucristo nos responde hoy indicándonos que debemos pedir en su nombre y el Padre nos lo dará, por que al pedir en nombre de su Hijo amado, significa que lo seguimos, que estamos con él, que nos esforzamos por cumplir los mandatos que nos ha dejado y por hacer lo que nos ha enseñado, justamente le pedimos en nombre de aquél a quién Él, Padre nuestro, ha enviado para salvarnos y reconciliarnos. Cuando pidamos, pidamos en nombre del Señor Jesús "Por tu Hijo, Señor escúchanos", "En nombre de Jesucristo te queremos pedir...", "Por Jesús te pedimos Padre bueno que..." Etc. Pidamos en nombre de Jesús, pidamos con fe y recibiremos. Luego de pedir esperemos en el Señor. Y cu...

El aliento de Dios que siempre necesitamos

En esta ocasión la primera lectura (Hech 18, 9-18) nos propone hoy un sueño de Pablo estando en Corinto, el Señor en una visión le dice: «No tengas miedo, sigue hablando y no calles; porque yo estoy contigo y nadie te pondrá la mano encima para hacerte mal, pues tengo yo un pueblo numeroso en esta ciudad». Luego de este suceso Pablo se quedó allí, dice en Hechos, un año y medio, enseñándoles la Palabra de Dios. Lo que el Señor le dice a Pablo es un aliento que le da en medio de su misión, para que continúe, que no se desanime, que no tema, le dice sigue hablando y no calles, pues cuantas veces ahora ante un mundo indiferente a Dios y sobre todo que presenta diariamente ataques a la fe, a la dignidad del hombre y de la mujer, que pretende que esas cosas parezcan normal, cuando bien experimentamos una luz en nuestras conciencias que nos muestra que algo anda mal, algo no esta bien, en este mundo mostrar la verdad es algo difícil, desgasta interiormente, cuesta, muchas veces da gana...

El amor que el Señor nos invita a vivir

Hoy el Señor Jesús a través del Evangelio de San Juan nos invita a permanecer en su amor, y éste es el amor, según él mismo nos lo dice, que viene de Dios, pues como el Padre ha amado al Hijo, el Hijo con ése amor nos ha amado a nosotros y nos invita a permanecer en ése amor, el que él nos ha comunicado.  Para profundizar un poco más en el amor del cual Dios nos colma, utilizaré una explicación del Papa Benedicto XVI, el Santo Padre en su Encíclica "Deus Caritas Est" nos señala que "el amor es ocuparse del otro y preocuparse por el otro. Ya no se busca a sí mismo, sumirse en la embriaguez de la felicidad, sino que ansía más bien el bien del amado: se convierte en renuncia, está dispuesto al sacrificio, más aún, lo busca". Éste es el amor que el Señor Jesús nos invita a vivir, es el que nos está planteando, el amor del Padre le ha mostrado y que él nos lo ha comunicado entregando su vida por nosotros, hoy, entonces, nos invita a permanecer en ese amor. Éste es...

¿Sabemos pedir al Señor? ¿Sabemos rezarle?

Mientras meditamos el Evangelio de hoy, miércoles 9 de mayo, las palabras suenan como si hace poco las hubiésemos escuchado, y es que es así, hoy volvemos sobre el Evangelio del reciente Domingo. Ahora me detendré en reflexionar la parte final de la lectura «Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará». Repasando estas palabras del Señor nos podríamos preguntar si es que sabemos pedir al Señor o si sabemos rezarle como se debe, pues cuantas veces no habremos escuchado algunas quejas o reclamos humanos, esperando que algo se cumpla, esperando que el Señor haga algo que le pedimos, y si no lo hace decimos el Señor no me escucha. Estas palabras de Jn 15, 7 nos abre a una enseñanza del Señor sobre qué debemos hacer para pedir bien al Señor, o cómo es que debemos hacerlo, dice claramente «Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros». Antes de darnos ese gran regalo de concedernos lo que le pidamos el Señor nos da alguna...

No a nosotros, Señor.

La antífona del salmo que escuchamos hoy en Misa reza «No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria», quise escribir una reflexión sobre esto porque creo que ayuda a tomar conciencia acerca de las cosas que hacemos, pues las hacemos para dar gloria al Señor, pero esto muchas veces en un encuentro con la vanidad humana, las seducciones del mundo y tentaciones termina girando hacia otro lado y pierde el sentido que cada acto nuestro debe tener. Entonces recibimos en este salmo una oración que nos ayuda a dirigir la gloria hacia el Señor. Pensemos y digamos "No a nosotros, Señor, no a nosotros".

El Señor quiere podarnos para dar fruto en abundancia

En el Evangelio de hoy el Señor nos indica la acción del Padre cuando en el obrar en su viña damos o no damos fruto, si obramos y damos fruto él nos poda, pero si es que no damos fruto él arranca el sarmiento. Arrancar y podar a primera vista puede parecernos dos acciones negativas, más es todo lo contrario cuando vemos en función de la planta. Pues si hay una rama que no da fruto es porque esta muerta, seca, hay que arrancarla por el bien de toda la planta, para que siga produciendo. En cambio, si es que se trata de una rama que da fruto, luego toca podarla, y se poda para que siga dando más fruto, se quita lo desgastado al producir el fruto y al hacer esto ayudamos para que siga creciendo la nueva rama que dará más fruto. Muchas veces el Señor nos poda, y al podarnos en distintas etapas o momentos de nuestra vida, a veces, pensamos que nos pasan cosas malas o sucesos que nos producen sufrimiento y desgaste y que sólo a nosotros nos pasa, pero no logramos entender que el Señor nos e...

Nos manda creer en él y amar

Me llama la atención lo que el apóstol San Juan escribe en su carta, la cita que escuchamos en la segunda lectura de la Misa de hoy, dice "Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó". Al mandamiento conocido por todos, el del amor, pues lo hemos escuchado probablemente muchas veces, en las lecturas, homilías y hasta en canciones, San Juan antepone que creamos en el nombre de Jesús. Creer y amar. Nos exhorta a creer en el nombre del Hijo de Dios, en Jesucristo, lo que pidamos en su nombre él verdaderamente nos lo concederá, quizá nos falta creer en las palabras del Señor, pidamos a Santa María en este mes mariano que nos ayude a creer en su Hijo. Esto puede tener una aplicación inmediata con lo segundo que nos pide el apóstol San Juan, amarnos como el Señor nos lo pide, y es que por ejemplo, rezando intensamente, creyendo en el Señor, podemos pedir por intenciones de otros, por la salud, por...

¿Cómo es una oveja del Señor?

Es hermosa la lectura del Evangelio de hoy, en una parte de ella veremos una lección que nos da el Señor Jesús para saber cómo portarnos como ovejas suyas, como si le hubiésemos preguntado ¿Señor cómo es una oveja tuya? y él responde «Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano». (Jn 10, 27-28).  Sus ovejas lo escuchan. Ovejas del Señor son las que diariamente van en busca de su Palabra, reconocen en ella dirección, guía, orientación para todo cuanto deben hacer, se ven necesitadas de su Palabra, por esto es que la buscan. El Señor conoce a sus ovejas. Una oveja del rebaño del Señor Jesús tiene un espacio en donde se deja conocer por su Pastor, ve esto como algo esencial en su vida, pues al hacerlo está siendo disponible para lo que su pastor necesita de ella. Sus ovejas lo siguen. La fidelidad es una característica importante de las ovejas del Señor, lo siguen siempre a do...