Ir al contenido principal

Frutos del encuentro con el Señor

Cuando una persona está con el Señor no hace más que dar testimonio a los demás y contagiar una intensa alegría que tiene su fuente en aquél encuentro cotidiano, constante, con el Señor Jesús, quien viene a nuestro encuentro deseoso a través del Santo Espíritu de hacer su morada en nosotros. Santa María iba con el Señor en su vientre, ella, la bienaventurada, lo tenía, y vemos en el Evangelio de hoy que narra el pasaje de la visitación que nuestra Madre va con prontitud a visitar a su prima.

Entonces María llegó a casa de Santa Isabel y  relata el Evangelio que «en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo». Es el saludo de María, la que lleva al Señor Jesús con ella, el primer tabernáculo, y qué interesante prestar atención al detalle de lo que suscita en Isabel este saludo con ella, salta de gozo su hijo, que está en el vientre, ella experimenta esto y queda llena del Espíritu Santo.

Podemos tener como lección hoy que al buscar al Señor Jesús oculto en el sagrario experimentaremos ese gozo en nuestro corazón que vivió Juan cuando estaba en el vientre de Isabel, y quedaremos llenos de Espíritu Santo, estos son los frutos que podemos ganar al acercarnos al tabernáculo.

Y en esto María tiene un papel importante, ella con prontitud corre a llevarnos hacia su Hijo, ella es quien nos ayudará a acercarnos más al Señor Jesús, pidámosle esto con mucho fervor.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El hijo y el esclavo

Hoy escucharemos del Señor Jesús esta enseñanza «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn 8, 31-32). En aquel diálogo le responden "nunca hemos sido esclavos de nadie ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?".  Nuevamente vemos que no entienden al Maestro, son palabras que no son acogidas, que como él mismo dice más adelante su palabra no penetra en ellos. Vemos en esta primera enseñanza un presupuesto para ser discípulos del Señor Jesús, mantenernos fieles a su Palabra, perseverantes en la escucha, la acogida y la concresión. Pero como la Palabra del Señor no es acogida ellos reaccionan ante algo que les incomoda, que el Señor les haya dicho que la verdad que él trae les hará libres, por eso responden a eso, ante lo cual Jesús responde dejándonos una enseñanza sobre lo que significa ser hijos y por otro lado ser esclavos. Hoy responde en el evangelio: «Os aseguro que quien comete pecado es es...

El árbol plantado junto al agua, la figura del que confía en el Señor

"El que pone su confianza en el Señor, será como un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces". Dice la primera lectura que nos propone hoy la liturgia y está tomada del libro de Jeremías  (Jer 17, 5-10).  En la lectura se presentan tres beneficios para el que practica esta confianza en el Señor. Es bendito. Recibe la bendición, pues el que, por el contrario, confía más en sí mismo, recibe la maldición porque ha apartado su corazón del Señor. El que pone su confianza en Dios recibe bendiciones , será bendito a los ojos de Dios. La lectura plantea una segunda figura: "cuando llega el calor no teme". Ante la intensidad de los rayos del sol, las hojas del árbol pueden comenzar a secarse, sin embargo el árbol plantado junto al agua no tiene por qué "preocuparse" pues aunque sea muy intenso el calor sus hojas estarán siempre verdes . La experiencia de aquél que está siempre junto al Señor será esta, no tiene de qué temer, pues aunque...

Las 3 preguntas y las 3 respuestas de Jesús a Pedro

"Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas»." (Jn 21, 17) Este pasaje forma parte del evangelio de Jn 21, 15-19  en el cual encontramos las tres preguntas del Señor Jesús a Pedro y a su vez, las tres respuestas del Maestro.  Para entender a fondo la raíz de estas preguntas y respuestas nos viene perfecto dar una mirada a lo escrito por el papa Benedicto XVI al reflexionar sobre estas palabras. La primera vez, Jesús pregunta a Pedro: "Simón..., ¿me amas" (agapâs-me) con este amor total e incondicional? (cf. Jn 21, 15). Antes de la experiencia de la traición, el apóstol ciertamente habría dicho: "Te amo (agapô-se) incondicionalmente". Ahora que ha experimentado la amarga tristeza de la infidelidad, el drama de su propia debilidad, dice con humildad: "Señor, te quiero (...