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El Señor quiere podarnos para dar fruto en abundancia

En el Evangelio de hoy el Señor nos indica la acción del Padre cuando en el obrar en su viña damos o no damos fruto, si obramos y damos fruto él nos poda, pero si es que no damos fruto él arranca el sarmiento. Arrancar y podar a primera vista puede parecernos dos acciones negativas, más es todo lo contrario cuando vemos en función de la planta. Pues si hay una rama que no da fruto es porque esta muerta, seca, hay que arrancarla por el bien de toda la planta, para que siga produciendo. En cambio, si es que se trata de una rama que da fruto, luego toca podarla, y se poda para que siga dando más fruto, se quita lo desgastado al producir el fruto y al hacer esto ayudamos para que siga creciendo la nueva rama que dará más fruto.

Muchas veces el Señor nos poda, y al podarnos en distintas etapas o momentos de nuestra vida, a veces, pensamos que nos pasan cosas malas o sucesos que nos producen sufrimiento y desgaste y que sólo a nosotros nos pasa, pero no logramos entender que el Señor nos está podando para dar más fruto, claro la pregunta es por qué no logramos entender lo que el Señor quiere hacer con nosotros. Creo que una respuesta podría ser porque no estamos con él, no estamos cerca de él y al estar lejos, no lo escuchamos, no oímos su Palabra, no vemos el camino que nos indica seguir. Mientras más cerca del Señor estemos más veces quizá nos pode porque él quiere que demos mucho fruto, y para dar más fruto debe podar algunos sarmientos, y esto algunas veces produce sufrimiento, desgaste, dolor, que por supuesto culminará en frutos con alegría, es la dinámica de la vida.

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