Enseñanzas de San Pablo a Timoteo - Parte I

Hoy en la primera lectura comenzamos a meditar en la liturgia de cada día la segunda carta del Apóstol San Pablo a Timoteo. En esta lectura descubrimos algunos consejos desde la experiencia del sufrimiento a causa del anuncio del Evangelio, y el anuncio no es solamente hablar de lo que está en la Sagrada Escritura, sino, iluminar la realidad del mundo desde las enseñanzas del Señor Jesús, que están en el Santo Evangelio. Esto implica conocer la vida del Maestro Bueno, y esforzarnos por aplicar lo que dijo, lo que hizo, su estilo de vida es el estilo de vida del cristiano, por lo tanto, ser otro Cristo es a lo que estamos llamados, a conformarnos en ése molde. En fin, ésto es lo que el Apóstol hizo, y él fue invitado por el Señor a ser heraldo, apóstol y maestro del Evangelio.

¿Qué nos enseña hoy San Pablo? De la lectura extraeré algunas ideas del Apóstol...

«te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti» 

Invita a Timoteo a reavivar el don que Dios le ha dado ya cuando San Pablo le impuso las manos, y  estas palabras nos llevan a recordar también los dones que ya hemos recibido del Señor por el bautismo y en el sacramento de la confirmación, además de la confesión, en donde el sacerdote sigue imponiendo las manos sobre nosotros para ser abrazados por la misericordia de Jesucristo quien nos reconcilia. Dios nos ayuda en la necesidad, reavivar los dones que él nos da y nos ha dado implica tener esto en constante recuerdo y acudir al Señor para pedirle un don, por ejemplo: la fortaleza, la paciencia, comprensión, etc. Debemos reavivar el carisma de Dios que es el regalo que él nos ha dado para cumplir con nuestra misión.

«no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza»

Fortaleza, caridad y templanza, menciona aquí San Pablo a dos de las cuatro virtudes (prudencia, justicia, fortaleza y templanza) que estudiamos en el catecismo como las virtudes cardinales, y a una de las teologales (Fe, esperanza y caridad). Efectivamente es lo que nos ha dado el Señor y hoy debemos renovarnos en ellas, leer un poco, estudiarlas si se puede, para que de esta manera veamos y nos renovemos viendo lo que el Señor nos invita a vivir. Estas virtudes serán el fruto de nuestro esfuerzo cotidiano.

«No te avergüences, pues, ... del testimonio que has de dar de nuestro Señor...»

Bien sabemos que estando en un mundo contrario al Evangelio hay muchas situaciones, palabras, imágenes, ideas, etc. del mundo que nos empujan hacia él, pero son sus criterios, no los del Señor, y como buenos cristianos no corresponde iluminar la realidad en la que vivimos con la luz del Evangelio, y esta noble tarea no nos debe dar vergüenza. Comencemos a leer, meditar el Evangelio, dejemos que el Señor Jesús nos enseñe a vivir lo cotidiano de nuestras vidas, dejemos que él tenga mucho que ver en nuestras decisiones, en nuestras acciones, de esta manera el Evangelio irá entrando más en nosotros y por lo tanto todo lo que hagamos y hablemos será fruto, por obra y gracia suya, del Evangelio en nosotros.

«soporta conmigo los sufrimientos por el Evangelio, ayudado por la fuerza de Dios»

Vivir lo anterior es caminar contra corriente, y nos traerá en poco tiempo sufrimientos a causa de esta vida, el Apóstol invita a Timoteo a soportar los sufrimientos que le traerá el anuncio del Evangelio, pero le dice soportemos esto ayudados por la fuerza que Dios nos da; y es que el Señor como bien nos lo ha dicho, no nos abandonará, estará con nosotros hasta el final de los tiempos y esta es una garantía de la victoria del bien sobre el mal. No tengamos miedo.

«Por este motivo estoy soportando estos sufrimientos; pero no me avergüenzo, porque yo sé bien en quién tengo puesta mi fe, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel Día»

Por último, la confianza de San Pablo nos da confianza, él sabe bien de quién se ha fiado, sabe bien en quién tiene puesta su fe, y sabe que aquél es poderoso, sabe que con el Señor no tiene pierde. A esto debemos llegar nosotros, nunca perderemos con el Señor, más bien ganaremos la vida eterna con él.

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