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Mostrando entradas de 2020

Encontrar a Dios en lo cotidiano

Sabemos en dónde podemos conseguir pan si lo necesitamos, también conocemos en qué lugares podemos obtener aprendizaje sobre ciertas cosas que nos interesan, sea en modo presencial o en Internet, más cuando se trata de escuchar la voz de Dios inmediatamente se nos viene a la mente el templo en donde se encuentra presente en la Eucaristía.  Quizá por esta razón pensamos que cuando de escuchar su voz se trata mientras no podamos ir a una Iglesia se nos hace difícil encontrarlo y no aprendemos a buscarlo en algunos espacios de lo cotidiano. La primera lectura de hoy [I Reyes 19:9, 11-16]  nos enseña en un detalle que el profeta Elías, estando en una cueva, sale a encontrarse con Dios, cuando escucha el susurro de una brisa suave. Y es precisamente, en esa brisa suave que logra encontrar a Dios y conversa con Él, lo puede escuchar como no logró hacerlo con el paso del fuego y ante la tormenta y temblor.  Dios tiene un modo con cada uno de sus hijos. Es importante aprender a e...

¿Es Dios nuestro bien?

"Tú eres mi Señor: mi bien, nada hay fuera de ti" rezamos en el segundo versículo del salmo 16 (15) que la liturgia nos propone hoy. Estas palabras nos la podemos plantear en una pregunta hoy ¿Es el Señor nuestro bien?  Para decir que Dios es nuestro bien primero debemos reconocer que solo Él es bueno y que sólo en Él podemos encontrar el bien, que toda obra suya es buena,  "Vio Dios cuanto había hecho y era muy bueno" (Gen 1, 31). Cuando a Jesús le dicen "Maestro bueno" Él responde "¿Porque me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo Dios" (Mc 10, 18). En las sagradas escrituras podemos descubrir el bien que Dios hizo a su pueblo amado, al pueblo que incluso en los momentos que persiguió el mal, fue perdonado, salvado, rescatado y guiado constantemente hacia aquello que era el bien para ellos.  Vemos también en sus páginas que aquellos que buscan practicar el bien no están libres de sufrimientos, y es así como descubren que después de la experien...

La sagrada Escritura nos prepara para toda obra buena

Hacia los últimos versículos de la primera lectura [II Timoteo 3, 10-17]  que nos presenta la liturgia de hoy nos encontramos con unas hermosas palabras sobre las bondades de ese conocimiento de la Sagrada Escritura que se logra a través de su lectura constante. "15 y que desde niño conoces las Sagradas Letras, que pueden darte la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. 16 Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia; 17 así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda obra buena". Y es importante resaltar esto dicho en el último versículo. Pues este ejercicio nos prepara para realizar una obra de bien, porque "es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón." (Hebreos 4, 12) Bened...

¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?

En este Evangelio:  [Mc 12, 28-34]  Jesús nos enseña que no hay mandamiento mayor que amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas y en segundo lugar amar a nuestro prójimo como a uno mismo. Esto sucede como respuesta a la pregunta que le hace un escriba a Jesús. "¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?". Deja claro el Señor que estos dos son los más importantes y que en realidad son una clave desde la que debemos entender e interpretar los diez mandamientos, los dos bajo un único mandamiento de la caridad (CIC 2055). La forma como el escriba responde a Jesús, "muy bien maestro, tienes razón", nos presentaría quizá a una persona con una intención distinta a la que plantea el Evangelio según San Mateo, quien manifiesta que la pregunta fue hecha con ánimo de poner a prueba a Jesús. (Mt 22, 35) Al respecto, san Agustín explica: "quizá, aunque tuviera esta intención, no fuera la del que con malicia se propone e...

"Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios"

En el Evangelio que escuchamos hoy el Señor menciona esas palabras que han quedado bien grabadas en la cultura popular "Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".  [Mc 12, 13-17]  Jesús pregunta ¿De quién es esta imagen y la inscripción? y queda evidente la respuesta, pero ¿qué es de Dios? La segunda lectura nos responde con algunas ideas y nos da una clave para comprender ese lugar en donde encontramos la imagen y la inscripción de Dios. [2Pe 3, 12-15, 17-18]   Pedro está hablando del día final y ante esto lanza una pregunta ¿Cómo debe ser nuestra conducta en espera de ese momento? Pues en espera de esos acontecimientos -dice el primer papa- debemos esforzarnos en paz ante él, sin mancilla y sin tacha. Así como nos esforzamos para conseguir aquello que es del César para poder devolvérselo en los impuestos, Pedro nos exhorta a poner nuestro empeño, es decir nuestro deseo en lograr algo, nuestro esfuerzo en conseguir que nuestra conducta sea buena hasta ...

¡Tenemos una Madre espiritual!

En el Evangelio que la Iglesia nos presenta para meditar hoy [Juan 19, 25-34] hacemos memoria de estas hermosas palabras dejadas por el Señor Jesús desde la Cruz a su discípulo amado y a su Madre. "Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa". (v. 26-27) En la actitud de Juan nos podemos preguntar ¿Acogemos a María en nuestra casa? ¿Qué puede significar esto para nosotros?  Y en la primera lectura [Hechos 1, 12-14] que hoy también se nos presenta vemos el ejercicio de María como madre, ahora, de los discípulos, de esa primera comunidad cristiana. "Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos." María los acompaña en la perseverancia de la oración. La presencia de la mujer que ha guardado y meditad...

Las 3 preguntas y las 3 respuestas de Jesús a Pedro

"Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas»." (Jn 21, 17) Este pasaje forma parte del evangelio de Jn 21, 15-19  en el cual encontramos las tres preguntas del Señor Jesús a Pedro y a su vez, las tres respuestas del Maestro.  Para entender a fondo la raíz de estas preguntas y respuestas nos viene perfecto dar una mirada a lo escrito por el papa Benedicto XVI al reflexionar sobre estas palabras. La primera vez, Jesús pregunta a Pedro: "Simón..., ¿me amas" (agapâs-me) con este amor total e incondicional? (cf. Jn 21, 15). Antes de la experiencia de la traición, el apóstol ciertamente habría dicho: "Te amo (agapô-se) incondicionalmente". Ahora que ha experimentado la amarga tristeza de la infidelidad, el drama de su propia debilidad, dice con humildad: "Señor, te quiero (...

Él carga con nosotros

Ante la angustia que trae algunas veces los sucesos de la vida el Salmo que meditamos hoy en la Liturgia nos regala un aliento "¡Bendito sea el Señor día tras día! El carga con nosotros, Dios de nuestra salvación". [Salmo 68 (67) 10-11. 20-21]  En donde se nos muestra también 3 actitudes que mucho ayudarán a caminar con Él en dicho trayecto: Bendecir. Memoria. Meta. Hemos aprendido de Él lo que significa la bendición, lo bendecimos porque sabemos lo que significa ser bendito. Cuando hablamos de bendición entendemos que Dios nos ha ensalzado con algo, nos ha colmado de algún bien que nos hace prosperar sea en la salud o en cualquiera de nuestras necesidades. Es bendito, porque nos bendice. El salmista es consciente, además, de todos los momentos en la historia cuando Dios ha cargado con su pueblo, el rescate de la opresión, lo que sucedió con los enemigos que lo perseguían y todas la bendiciones que recibieron a lo largo del camino. Cargar es echar un peso sobre alguien. Hacer...

Cristo nos da paz y valor

En el mundo que vivimos encontraremos luchas, dice hoy el Señor en el Evangelio [Jn 16, 29-33] y de hecho así sucede, al mismo tiempo nos regala dos palabras que encierran cada una lo que necesitamos para enfrentar aquello que a cada cristiano toque vivir. La Paz y el Valor. "Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo". (V. 33) La paz que sólo la encontramos cuando nos acercamos a Él, lo escuchamos, vivimos sus enseñanzas y reposamos en Él, tal como sucedió con los discípulos que vieron cuando calmó la tormenta y las olas del mar agitado al escuchar su voz se apaciguaron. Entendamos la paz no sólo como la ausencia de lucha armada sino también como aquella armonía interior. Ésta es la que obtenemos de Cristo. Y el valor, precisamente la encontramos en quien ya ha recorrido un camino, como el Señor lo dice "¡Ánimo!: yo he vencido al mundo" ¿Quién más nos podría dar el valor que necesitamo...

En busca de una alegría profunda

De dónde viene esa alegría profunda, esa que permanece en el tiempo, que nada ni nadie nos podrá arrebatar.  Pues el Señor Jesús nos responde en el Evangelio de la liturgia de hoy [Jn 16, 20-23] que la fuente de esto que buscamos está en el encuentro con Él, en dejarnos mirar por Él, en ese volvernos a encontrar, volvernos a ver, que hace referencia a un encuentro constante. "pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar." (Jn 16, 22) Este hasta volvernos a encontrar es un tiempo de extrañar, de hacer memoria, de mantener viva una llama entregada, de practicar enseñanzas, pensando en estas palabras "volveré a verlos".

Él transforma la tristeza en alegría

Al finalizar el Evangelio de hoy vemos que el Señor, dirigiéndose a sus discípulos, les dice: "pero vuestra tristeza se convertirá en gozo" [San Juan 16, 16-20] . Y esta es una primera idea que contiene un gran mensaje, sólo Él, Dios, tiene el poder de transformar la tristeza en alegría.  Y el Señor les advierte una dualidad en el ser humano, al decirles: "lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará". Por un lado la tristeza de los discípulos y al mismo tiempo la alegría del mundo. ¿Por qué sucederá esa tristeza? Porque Jesús ya no estará con ellos como lo han tenido hasta entonces. El maestro que anduvo con ellos enseñándoles ya no estará, el amigo que compartió muchos momentos, el médico que curó el cuerpo y el alma, no estará más con ellos.  Esto también hoy lo vivimos cuando Jesús no está, comenzamos a sumirnos en una tristeza que no alcanzamos a identificar fácilmente hasta cuando toma alguna forma en nosotros. Mas el Señor promete una alegría posterior....

¿Cómo sobrellevar el peso de la vida?

En tanto van pasando los años aprendemos que el peso en la vida no es únicamente físico, no sólo se mide en kilos, es decir esa fuerza gravitatoria que actúa sobre un objeto cualquiera. Aprendemos que hay un peso que se carga y es invisible, nadie lo ve pero el que lo carga sí que lo siente, y ejerce una presión sobre su vida toda. Jesús, en el Evangelio de hoy [Jn 16, 12-15] nos muestra cómo se ocupa de nosotros cuando dice "Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello" (V. 12). Les dice no pueden cargar con ese peso en este momento, no están preparados aún. Una persona que se ocupa de otros aprende a medir con qué peso puede cargar cada uno, por ejemplo la mamá o el papá que viendo a sus hijos pequeños sabe qué temas aún no pueden comprender porque no están preparados, aprende a conocer en ellos con qué peso pueden ir cargando según la edad que tienen. Pero la vida tiene estos pesos que no se anuncian como las dificultades que aparecen en el camino, los d...

¡Ten fe!

El relato de Hechos de los Apóstoles (16, 22-34) que hoy podemos leer en la primera lectura de la liturgia nos presenta a Pablo y Silas en la cárcel luego de haber recibido azotes por el hecho de haber expulsado de una muchacha un espíritu adivino (versículos 16-18) entonces los que se beneficiaban de aquél espíritu fueron quienes los entregaron (versículos 19-21).  Estando en la cárcel se produce un terremoto fuerte y el carcelero al despertar, y creyendo que todos habían huido, pues las puertas estaban abiertas, iba a quitarse la vida. Fue entonces cuando Pablo le dijo: "No te hagas ningún mal, que estamos todos aquí" . Y el carcelero les pregunta: ¿qué tengo que hacer para salvarme? y ellos le responden: "ten fe en el Señor y te salvarás tu y tu casa" . Y si esta respuesta se estuviera dirigiendo a nosotros ¿qué es lo que Pablo y Silas nos dicen? Nos piden tener fe, entonces repasemos qué significado tiene esta petición.  Demos una mirada al Catecismo de la Igl...