Que el Señor protege el camino de aquellos que se esfuerzan por ser santos, por cumplir su plan, es una realidad que los cristianos, en medio de las dificultades que se presentan, muchas veces olvidamos. Y sí, nos lo recuerda el salmo 1, que meditamos hoy, cuando dice "el Señor protege el camino de los justos". Así es hermanos, el Señor nos protege, y hay que recordarlo, debemos acudir a él a pedirle auxilio en medio de las dificultades y obstáculos que encontremos en nuestra peregrinación a la Patria Celestial. Algunas oraciones que podemos rezarle a manera de jaculatoria pueden ser: "Protege mi camino Señor", "Auxíliame Señor en las dificultades".
" Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso... Con la medida que midáis, se os medirá " (Lc 6,36.38). Estas palabras del Señor Jesús nos tocan profundamente. ¿Cuántas veces nos hemos encontrado midiendo nuestra compasión, calculando nuestro perdón, racionando nuestro amor? En este pasaje, Él nos invita a un ejercicio de conversión: aprender a amar como ama el Padre . Entre dos medidas: la humana y la divina Nuestra naturaleza humana tiende a calcular, a medir, a sopesar el dar y el recibir. Es muy comprensible: buscamos protegernos, queremos asegurar cierta reciprocidad. Pero Jesús nos presenta una medida diferente: la medida desbordante del amor divino. La misericordia de Dios no conoce límites, no lleva cuentas, no guarda registro de los agravios . Difícil ¿no? El desafío de la misericordia sin límites ¿Cómo amar a quien nos ha herido? ¿Cómo perdonar lo que parece imperdonable? La lógica humana nos empuja hacia la retribución, pero el Evangelio nos lla...
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