Hoy meditamos en la liturgia de la Palabra el salmo primero. De su primera estrofa comenzaremos con este extracto: «Dichoso el hombre / que no sigue el consejo de los impíos, / ni entra por la senda de los pecadores, / ni se sienta en la reunión de los cínicos...». ¿Quiénes son estos impíos? Se trata de personas contrarios a la religión, que no tienen relación con Dios, no viven la piedad. De estos de los que viven apartados de Dios escucharás muchos consejos, nos dice el salmo que será feliz quien no siga justamente estos consejos, son palabras desnutridas del alimento de la verdad. Luego nos señala también que es dichoso aquel que no sigue por el camino de los pecadores ni se está en una reunión con aquellos que ni vergüenza tienen ya de sus mentiras. Nos presenta el salmo situaciones y espacios que el cristiano debe evitarlos para poder perseverar en el amor a Dios y en su misión de hacer apostolado.
Hoy escucharemos del Señor Jesús esta enseñanza «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn 8, 31-32). En aquel diálogo le responden "nunca hemos sido esclavos de nadie ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?". Nuevamente vemos que no entienden al Maestro, son palabras que no son acogidas, que como él mismo dice más adelante su palabra no penetra en ellos. Vemos en esta primera enseñanza un presupuesto para ser discípulos del Señor Jesús, mantenernos fieles a su Palabra, perseverantes en la escucha, la acogida y la concresión. Pero como la Palabra del Señor no es acogida ellos reaccionan ante algo que les incomoda, que el Señor les haya dicho que la verdad que él trae les hará libres, por eso responden a eso, ante lo cual Jesús responde dejándonos una enseñanza sobre lo que significa ser hijos y por otro lado ser esclavos. Hoy responde en el evangelio: «Os aseguro que quien comete pecado es es...
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