Aquellos que reconocemos al Señor Jesús, como el discípulo amado que lo vio de lejos y le dijo a Pedro y a los demás que estaban con él en la barca "es El Señor", o como Juan el Bautista que ve pasar al Señor a lo lejos y le indica a sus discípulos "He ahí el Cordero de Dios", así nos corresponde ayudar a los demás, nuestros hermanos, a reconocerlo, debemos mostrarles quién es el Señor y señalarles donde está. Tenemos que ayudar a que reconozcan la visita de Dios, para que se conviertan y crean en el Evangelio y conozcan la Vida Eterna, la anhelen, se arrepientan de sus pecados con el Señor buscando vivir siempre en adelante aferrados a él. Éste es un camino que también es siempre el nuestro.
Hoy escucharemos del Señor Jesús esta enseñanza «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn 8, 31-32). En aquel diálogo le responden "nunca hemos sido esclavos de nadie ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?". Nuevamente vemos que no entienden al Maestro, son palabras que no son acogidas, que como él mismo dice más adelante su palabra no penetra en ellos. Vemos en esta primera enseñanza un presupuesto para ser discípulos del Señor Jesús, mantenernos fieles a su Palabra, perseverantes en la escucha, la acogida y la concresión. Pero como la Palabra del Señor no es acogida ellos reaccionan ante algo que les incomoda, que el Señor les haya dicho que la verdad que él trae les hará libres, por eso responden a eso, ante lo cual Jesús responde dejándonos una enseñanza sobre lo que significa ser hijos y por otro lado ser esclavos. Hoy responde en el evangelio: «Os aseguro que quien comete pecado es es...
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