El Señor nos ha pedido que trabajemos con los dones que Él nos ha dado a cada uno. Así nos debe quedar claro al escuchar y meditar el Evangelio que la liturgia nos propone hoy (Lucas 19, 11-28). Comencemos meditando en estas primeras líneas «"Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles: "Negociad mientras vuelvo"». Ha dicho el Señor "negociad". El término negocio deriva de las palabras latinas "nec" y "otium", es decir, lo que no es ocio. Se entiende entonces como una ocupación, quehacer o trabajo con una utilidad. El Señor nos ha dado unos dones que debemos poner a trabajar, evidencia al holgazán, él pide nuestra cooperación con esos talentos recibidos, tenemos que ponernos a trabajar con lo que nos ha dado. Él volverá y nos preguntará qué hemos hecho con lo encargado.
Hoy escucharemos del Señor Jesús esta enseñanza «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn 8, 31-32). En aquel diálogo le responden "nunca hemos sido esclavos de nadie ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?". Nuevamente vemos que no entienden al Maestro, son palabras que no son acogidas, que como él mismo dice más adelante su palabra no penetra en ellos. Vemos en esta primera enseñanza un presupuesto para ser discípulos del Señor Jesús, mantenernos fieles a su Palabra, perseverantes en la escucha, la acogida y la concresión. Pero como la Palabra del Señor no es acogida ellos reaccionan ante algo que les incomoda, que el Señor les haya dicho que la verdad que él trae les hará libres, por eso responden a eso, ante lo cual Jesús responde dejándonos una enseñanza sobre lo que significa ser hijos y por otro lado ser esclavos. Hoy responde en el evangelio: «Os aseguro que quien comete pecado es es...
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