Meditaciones sobre el camino a Emaús - I
En el Evangelio que meditamos hoy recorremos con los discípulos que van por el camino hacia el pueblo llamado Emaús uno de los relatos del tiempo de la Resurrección del Señor, son varios los encuentros que tiene Jesús resucitado con sus discípulos, éste es uno de ellos. Y en el relato del Evangelio según san Lucas (24, 13-35) descubrimos algunas luces y enseñanzas para este tiempo. Haremos un intento de meditarlas en esta ocasión.
El resucitado camina con ellos
Narra san Lucas que "Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos -recalca- no eran capaces de reconocerlo". ¿Por qué no pudieron reconocer a Jesús? ¿Acaso era el Señor que no lo permitió, no quiso aún ser reconocido por ellos? Es posible que el Resucitado no haya permitido que eso sucediera. Más adelante el evangelista escribe que cuando el Señor partió el pan se les "abrieron los ojos y lo reconocieron".
Si así sucedió con los discípulos en aquél momento ¿Por qué no podríamos pensar en las veces que en este tiempo de la historia de la humanidad el resucitado no se sigue apareciendo de la misma manera? El autor de este Evangelio, inspirado por el Santo Espíritu, escribe "Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos" ¿Con cuántos no debe hacer el Señor lo mismo? Él nos ha dado una clave en el Evangelio, diciéndonos que está en los pobres, en los más necesitados, porque cuanto hacemos con ellos lo hacemos con el Señor Jesús. ¿Estamos atentos a Jesús que viene a caminar con nosotros? ¿O acaso vivimos tan preocupados por otras cosas del día a día que ni lo pensamos? Quizá nos preocupan más los problemas y nos quedamos en ellos, pero no damos el paso de buscar al resucitado peregrino que viene junto a nosotros en el camino para conversar, escucharnos, aconsejarnos y llevarnos hacia él.
El Señor pregunta a los discípulos del camino ¿Qué conversan? y más adelante ¿Qué ha pasado? Ésta última ante el desconcierto de los peregrinos que le manifiestan que es el único que no sabe lo que ha sucedido. Jesucristo resucitado se preocupa por cada uno de nosotros peregrinos de este camino en este momento de la historia, y lo manifiesta en este pasaje, en el que a ellos, preocupados por los sucesos del momento, primero dialoga con ellos y les pregunta para saber sobre lo que está en su pensamiento. Así como lo hizo con ellos, el resucitado, se preocupa ahora por nosotros y también nos pregunta, también sale a nuestro encuentro, nos busca, camina con nosotros, debemos estar atentos.
El resucitado camina con ellos
Narra san Lucas que "Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos -recalca- no eran capaces de reconocerlo". ¿Por qué no pudieron reconocer a Jesús? ¿Acaso era el Señor que no lo permitió, no quiso aún ser reconocido por ellos? Es posible que el Resucitado no haya permitido que eso sucediera. Más adelante el evangelista escribe que cuando el Señor partió el pan se les "abrieron los ojos y lo reconocieron".
Si así sucedió con los discípulos en aquél momento ¿Por qué no podríamos pensar en las veces que en este tiempo de la historia de la humanidad el resucitado no se sigue apareciendo de la misma manera? El autor de este Evangelio, inspirado por el Santo Espíritu, escribe "Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos" ¿Con cuántos no debe hacer el Señor lo mismo? Él nos ha dado una clave en el Evangelio, diciéndonos que está en los pobres, en los más necesitados, porque cuanto hacemos con ellos lo hacemos con el Señor Jesús. ¿Estamos atentos a Jesús que viene a caminar con nosotros? ¿O acaso vivimos tan preocupados por otras cosas del día a día que ni lo pensamos? Quizá nos preocupan más los problemas y nos quedamos en ellos, pero no damos el paso de buscar al resucitado peregrino que viene junto a nosotros en el camino para conversar, escucharnos, aconsejarnos y llevarnos hacia él.
El Señor pregunta a los discípulos del camino ¿Qué conversan? y más adelante ¿Qué ha pasado? Ésta última ante el desconcierto de los peregrinos que le manifiestan que es el único que no sabe lo que ha sucedido. Jesucristo resucitado se preocupa por cada uno de nosotros peregrinos de este camino en este momento de la historia, y lo manifiesta en este pasaje, en el que a ellos, preocupados por los sucesos del momento, primero dialoga con ellos y les pregunta para saber sobre lo que está en su pensamiento. Así como lo hizo con ellos, el resucitado, se preocupa ahora por nosotros y también nos pregunta, también sale a nuestro encuentro, nos busca, camina con nosotros, debemos estar atentos.
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