El apóstol debe rezar por las personas a las que les anuncia el Evangelio

En la segunda lectura de ayer Domingo, San Pablo nos da una lección a todos los discípulos del Señor que hacemos apostolado, es decir que anunciamos con nuestra vida, testimonio y palabra, a Cristo. Dirigiéndose a la Iglesia de los Tesalonicenses, en su primera carta hacia ellos, manifestando que está con Silvano y Timoteo, dice en el segundo versículo: «En todo momento damos gracia a Dios por todos vosotros, recordándoos sin cesar en nuestras oraciones».

No basta pues el primer momento del anuncio, que es en donde además, por obra del Espíritu Santo, la persona que ha tomado contacto con el apóstol, se asombra ante la presencia de Cristo en su vida, con diversas manifestaciones del Señor. San Pablo propone con su ejemplo, rezar por aquellos que antes ha visitado y a los que les ha anunciado el Evangelio, en todo momento da gracias a Dios por ellos y los tiene presente en sus oraciones, los recuerda sin cesar.

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