El día que el Señor actúe

La primera lectura, correspondiente al día de hoy, nos muestra la meta a la cual todo cristiano que persevere en el buen combate de la fe, llegará. Se trata del libro de Malaquías (3, 13-20). Podemos ver que lo que describe el texto es lo que pasa ahora, cosas como: "los arrogantes son llamados felices", "dichosos los malvados", "a los impíos les va bien", "tentando a Dios escapan libres".

Sin embargo, a través del profeta, el Señor declara a los que son del Señor, los que lo sirven: "El día que yo actúe, ellos serán mi propiedad, me compadeceré de ellos, como un padre se compadece del hijo que lo sirve, entonces verán la diferencia entre el justo y el malvado, entre los que sirven a Dios y los que no le sirven".

En esto queda la respuesta a la pregunta de los que dicen "no vale la pena servir al Señor": "¿Qué sacamos con guardar sus mandamientos?". Ésa es nuestra meta: que el Señor nos escoja para vivir con él durante toda la eternidad, que él diga de nosotros que somos de su propiedad. Esta es la esperanza de un hijo que espera ser llamado así por su padre, el anhelo de todo hijo de tener un padre.

Pues el día en el que el Señor actúe, aquellos que no sirvieron al Señor y que renegaron de él, y que fueron malvados, sabrán que lo tenemos.

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