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Mostrando entradas de marzo, 2012

¿Cuántas veces ante las dificultades seguimos alabando a Dios?

En medio de la dificultad, alaban al Señor. Se trata de la historia de Sidrac, Misac y Abdénago, quienes ante la propuesta del rey Nabucodonosor, de adorar a su dios de oro se resistieron y negaron a hacerlo, entonces el rey dispuso, luego de presionarlos más, quemarlos en el fuego, el cual debido a la furia de Nabucodonosor, se preparó siete veces más fuerte que de costumbre, eran lenguas de fuego gigantes. Los tres estaban atados, y fueron atados por los hombres más robustos, a pedido del rey. Entonces los escucha cantar himnos, y extrañado y asombrado preguntó por si eran ellos los atados y puestos en fuego siete veces más fuerte, y luego preguntó sobre lo que veía, se trataba de cuatro hombres paseando por el fuego sin sufrir nada, y el cuarto parecía ser divino. Entonces Nabuconosor bendice al Dios de los tres porque ha escuchado a aquellos que confiaron en él y ha  enviado un siervo a salvarlos. ¿Cuántas veces ante las fuertes e intensas dificultades que tenemos nosotros so...

Debemos valorar el galardón de una Vida Intachable

"Así piensan los malvados, y se engañan, porque los ciega su maldad; no conocen los secretos de Dios, no esperan el premio de la virtud ni valoran el galardón de una vida intachable". Señala la lectura tomada del libro de Sabiduría que hoy meditamos. De aquí resulta interesante poner la mirada en dos sentencias referidas a los malvados, primera "no esperan el premio de la virtud" y segunda "no valoran el galardón de una vida intachable". "...no esperan el premio de la virtud" El diccionario de la RAE define virtud como "hábito de obrar bien, independientemente de los preceptos de la ley, por sola la bondad de la operación y conformidad con la razón natural". Y en el Catecismo de la Iglesia Católica encontramos que "es una disposición habitual y firme a hacer el bien. Permite a la persona no sólo realizar actos buenos, sino dar lo mejor de sí misma. Con todas sus fuerzas sensibles y espirituales, la persona virtuosa tiende hacia...

Los cristianos seremos acechados por el mundo porque le resultamos incómodos

Aquél que vive su Vida Cristiana correctamente, aquél que escucha al Señor y que medita su Palabra, en el día y en la noche, aquél que visita al Señor y está en su presencia, aquél que reza, aquél que se esfuerza por ser cristiano en todo momento y lugar. Éste, ésta, éstos, tienen a su alrededor personas que se cuestionan por su acción y se acercan así a Cristo por su testimonio, pero también tienen a otros que razonan equivocadamente y que ante sus acciones más bien dicen lo que la primera lectura de hoy describe (Sab 2, 1a. 12-22) "Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones, nos echa en cara las faltas contra la ley...". Entonces los cristianos nos volvemos acusadores de sus convicciones, para ellos sólo vernos les produce molestia porque llevamos una vida distinta a los demás y vamos para ellos por un camino diferente. La misma lectura nos responde, "así piensan los malvados, y se engañan, porque los ciega su maldad; no conocen los ...

Un hombre enfermo

Hoy la Liturgia nos presenta el Evangelio de San Juan, quien en el capítulo cinco desarrolla el pasaje del encuentro del Señor Jesús con el enfermo que llevaba 38 años en ese estado y que esperaba la agitación de la piscina para llegar a ella, sumergirse y sanarse, pues el Ángel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y agitaba el agua, el primero que se metiera después de cada agitación quedaba curado de cualquier mal. Esta lectura nos da muchas luces para tener una mirada espiritual frente a nuestras enfermedades, que son desde físicas a espirituales, muchas de ellas son espirituales, no las vemos, están allí con nosotros años, y nos tienen postrados y no sabemos que son, pensamos que las cura el hombre cuando el médico de esas enfermedades es otro, es el Señor Jesús. El hombre del que Juan nos cuenta, llevaba 38 años enfermo, mucho tiempo esperando porque, por los datos, era un paralítico, necesitaba de otros que lo ayuden a llegar a la piscina. Es interesante ver que ...

Respondamos con amor al Señor

"Esforcémonos por conocer al Señor", dice hoy Oseas, pues él quiere amor, no sacrificios. El nos Señor nos pide que lo amemos, que hagamos las cosas por amor a él, esto implica primero conocerlo, porque ninguno puede amar a quien no conoce. En este tiempo cuaresmal debemos poner nuestros esfuerzos en hacer lo posible para conocer más al Señor Jesús, pues de esta manera es que mejor podemos responder a las exigencias de nuestra vida cristiana, que tienen como fondo el seguimiento de Cristo. Debemos volvernos al Señor, como también dice Oseas (6, 1-6), volvamos la mirada hacia él, volvamos nuestros afectos y acciones hacia el Señor Jesús, que así encontrarán sentido en la existencia, pues en el encuentro con él es que nos da ése sentido pleno. El Señor quiere y pide que lo conozcamos para amarlo, no pide sacrificios, quiere amor en nuestra respuesta.

El camino de la Vida Cristiana

Y dice hoy el Señor a su Pueblo cristiano reflejado en Israel. "Conviértete, Israel, al Señor tu Dios, pues tus culpas te han hecho caer". En otra traducción, encontramos esto enriquecido "Vuelve Israel a Yahveh tu Dios, pues has tropezado por tus culpas". Convertirse y Volver, son dos palabras que se relacionan mucho, pues cuando hablamos de conversión cristiana, de convertirnos a Cristo, estamos hablando de volver a ser lo que fuimos, tal y como el Señor nos ha soñado y pensado al crearnos, volver a ser quienes somos y que ha sido trastocado, tergiversado por el pecado, y ya no vemos lo que somos, el pecado nos desforma.

¿Qué sucede cuando no escuchamos a Dios? ¿Cuando no prestamos nuestros oídos a su voz?

Ayer desarrollamos, meditando en la primera lectura, sobre el oído y la escucha, hoy, en Jeremías (7, 23-28) el profeta nos exhorta a escuchar la voz de Dios, a caminar por los caminos que él nos manda para que nos vaya bien. Jeremías explica que quienes eran el destino de este mensaje, no prestaron oído a sus palabras, no escucharon y caminaron según sus ideas, según la maldad de su corazón obstinado. ¿Qué sucede cuando no escuchamos a Dios? ¿Cuando no prestamos nuestros oídos a su voz?

Escuchar, guardar y meditar en nuestro corazón las cosas de Dios

Israel escucha, es la invitación primera de Moisés a todo el pueblo, en la lectura que meditamos hoy como la primera. Escucha las leyes, escucha los decretos. Oír es el acto realizado por el órgano del oído, es decir percibir los sonidos, en cambio, escuchar implica prestar atención, y dar mi atención a algo lo hago porque interesa, porque es bueno para mí. Por tanto Moisés sabiendo que estos mandatos del Señor son buenos para su pueblo, y es necesarios cumplirlos para poder entrar a la tierra prometida, les dice "escucha".

Todos necesitamos ser orientados, un pastor que nos guíe

Muchas de las manifestaciones de un mundo que quiere vivir sin Dios, lejos de él, sin saber mucho sobre su existencia, son contrarias a una experiencia muy humana, que es la de necesitar la dirección, necesitar ser guiados en las cosas que hacemos, ya sea trabajo, cuando aprendemos a hacer algo, cuando estamos por primera vez ante una experiencia. En una orquesta, por ejemplo, aunque haya un conjunto de los mejores instrumentistas, sean violinistas, trompetistas, percusionistas, etc. Todos ellos necesitan de un director; una empresa necesita un gerente, una escuela o universidad necesitan de un director y un rector, un barco necesita de un capitán. La Primera Lectura que la liturgia nos propone en este día (Miq 7, 14-15. 18-20) comienza con una súplica que expresa esta necesidad del hombre, cuando dice: "Señor, pastorea a tu pueblo con tu cayado, al rebaño de tu herencia, que vive solitario en el bosque". Esta oración, elevada por el profeta Miqueas, se dirige al Señor, pid...

La Vida Eterna la merece aquél que produzca frutos

Las lecturas de hoy mantienen una relación estrecha con las de ayer, desde cierto punto de vista. Ayer  escuchábamos a Jeremías que nos invitaba a poner nuestra confianza en el Señor y al hacerlo así seríamos como un árbol plantado junto al agua, y esta planta no dejará de dar fruto. Más adelante decía Jeremías que el Señor penetra el corazón y sondea las entrañas, para dar al hombre según su conducta, según el fruto de sus acciones. Hoy nos encontramos con una historia muy conocida, la de José, aquél vendido por sus hermanos como esclavo porque veían el amor que le tenía su padre Israel y habían escuchado del sueño que su padre tuvo (Gn 37, 10) y se pusieron celosos y tuvieron envidia de eso, se trata del joven que luego interpretará los sueños del Faraón de Egipto y será ascendido como asesor del Faraón, hasta ser el encargado de administrar los bienes de Faraón.

Con unas raíces bien afincadas el cristiano da buen fruto

La primera lectura de hoy (Jer 17, 5-10) nos presenta dos figuras para explicar cómo es aquél que confía sólo en sí y aquél que confía en el Señor. Jeremías plantea de fondo la pregunta ¿En dónde tienes puesta tu confianza? ¿En ti mismo o misma o en Dios? Y él mismo nos responde: "Maldito quien pone su confianza en el hombre, y en él busca su fuerza, apartando su corazón del Señor". De este dice: "Será como un cardo en el desierto, que no disfruta del agua cuando llueve; habitará en la aridez del desierto, tierra salobre e inhóspita". El cardo es una planta que sólo debe recibir agua que puede ser abundante en la etapa inicial, luego no la tolera. Por tanto se entiende la figura de no disfruta del agua cuando llueve. Esta lectura nos da una clave interesante cuando dice que este hombre, el que pone su confianza en sí mismo, y sólo busca en sí su fuerza, poco a poco va apartando su corazón del Señor. Se aleja para irse a una tierra inhóspita.

Estamos también para servir y entregarnos

Estamos acá para servir, no para ser servidos, pues como el Señor que ha venido a servir y dar su vida en rescate de muchos, así, habiendo sido llamados a seguirlo, no nos espera otro horizonte que el de servir y ser últimos. El Señor Jesús en este pasaje (el Evangelio de hoy: Mt 20, 17-28) nos da dos claves, la primera es la del servicio, que implica estar atentos a los demás, atentos a las necesidades de los que están a mi costado, fijando constantemente la mirada en ellos y no tanto en mí, implica renunciar a espacios míos para donar mi tiempo sirviendo a otros. Y la segunda clave es la entrega, la invitación que nos hace a dar nuestras vidas, entregarnos todos a la misión a la que el Señor nos convoca.

El Señor cuando se lo pedimos viene pronto a Salvarnos

"Señor hazme caso, oye cómo me acusan". Dice Jeremías en la primera lectura de hoy ante la experiencia de los hombres que planean un cargo contra él para no prestar atención a sus palabras, y el profeta acude al Señor, va donde él, lo busca para pedirle ayuda. Y es el Salmo que se nos presenta como una continuación de esta lectura, como si fuese la oración de Jeremías, la súplica, la conversación con el Señor, cuando dice: "Sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi amparo", tú eres mi refugio, dirá en otra traducción. Continua el Salmo diciendo "Oigo los rumores de la gente, ...se conjuran contra mí...". Más adelante dice: "Líbrame de los enemigos que me persiguen", es aquí en donde hoy me detengo.

La Cuaresma: un camino hacia la moderación y la sencillez

Llevar una vida moderada y sencilla es lo que el tiempo de Cuaresma, bien aprovechado, dará como fruto en aquel cristiano que haga una opción clara por este propósito. El verdadero sentido de la humildad según el Evangelio "El que se engrandece será humillado, y el que se humilla será engrandecido" , dice el Señor en el Evangelio  (Mt 23, 12) . Con estas palabras nos invita a optar siempre por la sencillez y la moderación en nuestra vida. Jesús nos exhorta a rechazar el deseo de reconocimiento, la búsqueda de los primeros puestos en los banquetes, los asientos de honor, las reverencias y los títulos . Pero esta renuncia no es una negación vacía ni un desprecio por el reconocimiento, sino un camino de libertad interior . No se trata de evitar ser vistos, sino de no vivir para ello. El verdadero discípulo de Cristo no actúa para recibir aplausos, sino para la gloria de Dios y la santificación de los demás. Ser sencillos para vivir en la verdad Rechazar la ostentación no signif...

Ve a reconciliarte

"Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá", leemos en la última parte de la primera lectura de hoy, luego, el Evangelio llama nuestra atención respecto a la reconciliación con el hermano "si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con el hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda". "Cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia él mismo salva su vida" (Primera lectura). Usualmente en una discusión o altercado las cosas van en peor cuando uno de los dos ofende, sea por falta de paciencia u otra razón uno de los que discuten comete una ofensa contra el otro, ésto irrita la relación, la debilita, en tanto hayan caído en ofensas mayores es peor. El Señor nos llama a recapacitar, a convertirnos de nuestros actos malos, de nuestro...