¿Qué sucede cuando no escuchamos a Dios? ¿Cuando no prestamos nuestros oídos a su voz?

Ayer desarrollamos, meditando en la primera lectura, sobre el oído y la escucha, hoy, en Jeremías (7, 23-28) el profeta nos exhorta a escuchar la voz de Dios, a caminar por los caminos que él nos manda para que nos vaya bien. Jeremías explica que quienes eran el destino de este mensaje, no prestaron oído a sus palabras, no escucharon y caminaron según sus ideas, según la maldad de su corazón obstinado.

¿Qué sucede cuando no escuchamos a Dios? ¿Cuando no prestamos nuestros oídos a su voz?



"Caminar según mis ideas"

Es como si trabajásemos en la flota de un barco y no escuchamos, es decir, no prestamos atención a la voz del Capitán. "Capitán se denomina a la persona que está al frente, encabeza, dirige, gobierna o representa a un grupo. Etimológicamente, la palabra proviene del latín caput que significa cabeza. El capitán, aparte de dirigir la navegación como náutico que es, tiene la última responsabilidad sobre todo el barco, sea cual sea el departamento. Por este motivo, hay ciertas decisiones que sólo él puede tomar".

No obedecer a la voz del Capitán puede significar un cambio de rumbo de todo el barco, por lo tanto de todas las personas que están a bordo.

El hecho de no prestar oído a aquél que es nuestro capitán, es decir el que sabe el rumbo que debemos tomar, el que es experto de navegación y sabe y conoce la mejor dirección para nuestras vidas, tiene consecuencias nefastas, a veces muy explícitas inmediatamente, otras veces se muestras como un breve giro al timón de barco, que al inicio no se distingue el desvío, es ligero, pero a proyección, a una distancia más larga, el barco se desvía totalmente.

Caminar según nuestras propias ideas, es no escuchar al que sabe por dónde debemos ir, no prestar mis oídos a la voz del que quiere lo mejor para mí. Éste es un mal muy actual, muy presente en nuestros días. A la mayoría de personas les cuesta obedecer, les cuesta hacer caso, prestar atención, escuchar, ante el poco ejercicio de este hábito en sus vidas, sólo se escuchan a sí mismos y piensan que lo que piensan es lo mejor. Pero al no escuchar al otro que me aconseja, estoy pensando que lo que pienso respecto a las cosas siempre es la mejor opción, esta persona terminará escuchando sólo su voz, caminando según su pensamiento, y se alejará de ver la verdad, no se confrontará con la verdad ni con Aquél que es la Verdad, porque no lo escucha.

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