Seamos modestos y sencillos

Llevar una vida moderada y sencilla es lo que el tiempo de cuaresma, aprovechado con intensidad, dará como fruto en aquél cristiano que haga una opción clara por llevar adelante este propósito. "El que se engrandece será humillado, y el que se humilla será engrandecido", dice el Señor en el Evangelio de hoy. Con estas palabras nos invita a optar siempre por lo sencillo, lo moderado para nuestras vidas, y más bien, rechazar a aquellos gustos porque los demás aprecien las cosas que hacemos y nos aplaudan, rechazar la búsqueda de los primeros puestos en los banquetes, los asientos de honor, rechazar las reverencias y los títulos.


Más que de una forma despectiva eso se rechaza siendo sencillo, siendo una persona que no da importancia en su vida a aquellas cosas y que las cosas que hace las realiza por el fin, la santidad de los demás. Debemos en este tiempo de cuaresma esforzarnos al máximo por ser moderados, sencillos en nuestras formas de vida, en cómo hacemos las cosas, también en el cómo las decimos, en toda nuestra vida. No nos compliquemos la existencia, seamos modestos.

Esto también nos ayudará a no perder la mirada de lo esencial, lo más importante en nuestras relaciones con los demás y en todo lo que hacemos.

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