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El Señor cuando se lo pedimos viene pronto a Salvarnos

"Señor hazme caso, oye cómo me acusan". Dice Jeremías en la primera lectura de hoy ante la experiencia de los hombres que planean un cargo contra él para no prestar atención a sus palabras, y el profeta acude al Señor, va donde él, lo busca para pedirle ayuda.

Y es el Salmo que se nos presenta como una continuación de esta lectura, como si fuese la oración de Jeremías, la súplica, la conversación con el Señor, cuando dice: "Sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi amparo", tú eres mi refugio, dirá en otra traducción. Continua el Salmo diciendo "Oigo los rumores de la gente, ...se conjuran contra mí...". Más adelante dice: "Líbrame de los enemigos que me persiguen", es aquí en donde hoy me detengo.



Pues los hay, tenemos enemigos, muchos de ellos están en el ejercito del maligno, quienes constantemente buscan acabarnos, buscan nuestra ruina y están tramando y planeando cómo atacarnos y ejecutan su ataque, lo hacen. Por esto viene bien la jaculatoria que nos la propone este salmo, rezarle a nuestro Señor perseverantemente "Líbrame de los enemigos que me persiguen". Ellos nos tienden una red para caer en ella "Sácanos Señor de la red que nos tienden". Con estas oraciones el Señor pronto saldrá en nuestra ayuda.


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