Ir al contenido principal

Necesitamos a Jonás y comportarnos como Nínive

La liturgia de la Palabra hoy nos relata en la primera lectura la historia de Jonás y la ciudad de Nínive. Meditemos esta lectura visto desde dos puntos, el primero "Jonás" fue llamado por Dios para anunciar la destrucción de Nínive por su mala conducta. El segundo "Nínive" que recibe el mensaje y toma una resolución pronta ante tal noticia. Dios, dice la lectura, al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta se arrepintió de las amenazas que había hecho a este pueblo a través de Jonás y no las cumplió.

Necesitamos como sociedad de esas personas llamadas, convocadas por Dios para que nos ayuden a ver el designio de Dios, para que nos ayuden a ver si es que nuestro comportamiento es el adecuado en miras a llegar al cielo, que nos ayuden a caminar por los caminos del Señor, necesitamos de aquellos "Jonás" que denuncien la mala conducta. Dios sigue llamando a personas a quienes los invita a consagrarse para dedicarse a esta misión, proclamar la Palabra de Dios para el pueblo.

Por otro lado diremos también que necesitamos comportarnos como Nínive, pues los pobladores escucharon y creyeron en Dios prontamente, inmediatamente decretaron ayuno y penitencia desde el más grande hasta el más pequeño. Todos clamaban a Dios con todas sus fuerzas y se pidió que cada uno se convierta de su mala conducta y de la violencia que había en sus manos.

Finalmente llama la atención que Dios ve lo que los Ninivitas hacían y no cumple con lo que anunciaba a través de Jonás. Es interesante destacar que no basta sólo arrepentirse sino que se debe traducir en actos concretos, algo debemos hacer para convertirnos de nuestra mala conducta, no basta verlo, diagnosticarlo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El hijo y el esclavo

Hoy escucharemos del Señor Jesús esta enseñanza «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn 8, 31-32). En aquel diálogo le responden "nunca hemos sido esclavos de nadie ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?".  Nuevamente vemos que no entienden al Maestro, son palabras que no son acogidas, que como él mismo dice más adelante su palabra no penetra en ellos. Vemos en esta primera enseñanza un presupuesto para ser discípulos del Señor Jesús, mantenernos fieles a su Palabra, perseverantes en la escucha, la acogida y la concresión. Pero como la Palabra del Señor no es acogida ellos reaccionan ante algo que les incomoda, que el Señor les haya dicho que la verdad que él trae les hará libres, por eso responden a eso, ante lo cual Jesús responde dejándonos una enseñanza sobre lo que significa ser hijos y por otro lado ser esclavos. Hoy responde en el evangelio: «Os aseguro que quien comete pecado es es...

El árbol plantado junto al agua, la figura del que confía en el Señor

"El que pone su confianza en el Señor, será como un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces". Dice la primera lectura que nos propone hoy la liturgia y está tomada del libro de Jeremías  (Jer 17, 5-10).  En la lectura se presentan tres beneficios para el que practica esta confianza en el Señor. Es bendito. Recibe la bendición, pues el que, por el contrario, confía más en sí mismo, recibe la maldición porque ha apartado su corazón del Señor. El que pone su confianza en Dios recibe bendiciones , será bendito a los ojos de Dios. La lectura plantea una segunda figura: "cuando llega el calor no teme". Ante la intensidad de los rayos del sol, las hojas del árbol pueden comenzar a secarse, sin embargo el árbol plantado junto al agua no tiene por qué "preocuparse" pues aunque sea muy intenso el calor sus hojas estarán siempre verdes . La experiencia de aquél que está siempre junto al Señor será esta, no tiene de qué temer, pues aunque...

Las 3 preguntas y las 3 respuestas de Jesús a Pedro

"Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas»." (Jn 21, 17) Este pasaje forma parte del evangelio de Jn 21, 15-19  en el cual encontramos las tres preguntas del Señor Jesús a Pedro y a su vez, las tres respuestas del Maestro.  Para entender a fondo la raíz de estas preguntas y respuestas nos viene perfecto dar una mirada a lo escrito por el papa Benedicto XVI al reflexionar sobre estas palabras. La primera vez, Jesús pregunta a Pedro: "Simón..., ¿me amas" (agapâs-me) con este amor total e incondicional? (cf. Jn 21, 15). Antes de la experiencia de la traición, el apóstol ciertamente habría dicho: "Te amo (agapô-se) incondicionalmente". Ahora que ha experimentado la amarga tristeza de la infidelidad, el drama de su propia debilidad, dice con humildad: "Señor, te quiero (...