Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2012

Nada que nos aparte de él y nada que lo ofenda

En la primera lectura que la liturgia nos propone hoy nos encontramos, hacia el final, con esta frase... «dame tan sólo lo necesario para vivir, no sea que la abundancia me aparte de ti y me haga olvidarte; no sea que la pobreza me obligue a robar y me lleve a ofenderte». Vemos que el centro sobre el que gira la idea es el Señor Jesús, esta es una buena clave que nos ofrece proverbios para aprender a poner en todas nuestras cosas a Cristo como centro. Se trata de buscar siempre que nada nos aparte del Señor y que nada nos lleve a hacer algo que lo ofenda. En este sentido la oración reza pidiendo que Dios no les conceda abundancia de tal manera que a causa de ella terminen apartándose del Señor y tampoco pobreza porque la necesidad puede conducir a hacer cosas que sean inmorales, con el fin de sobrevivir, la lectura propone por ejemplo el robo. Nuestra oración de petición y de acción debe darse teniendo como esencia que nada nos aparte del Señor y que por nada lo ofendamos.

Instrúyeme, enséñame y guíame

Meditando el salmo que nos propone la liturgia de la Palabra de hoy aprenderemos a dirigirnos al Señor con tres invocaciones, sencillas, fáciles de recordar y que nos ayudarán a tener presente al Señor en cada una de las cosas que realicemos en este día. Salmo Responsorial: 118 R: "Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos."  Dichoso el que, con vida intachable, / camina en la voluntad del Señor. R. Instrúyeme en el camino de tus decretos, / y meditaré tus maravillas. R. Escogí el camino verdadero, / deseé tus mandamientos. R. Enséñame a cumplir tu voluntad / y a guardarla de todo corazón. R. Guíame por la senda de tus mandatos, / porque ella es mi gozo. R. Cumpliré sin cesar tu voluntad, / por siempre jamás. R Necesitamos que sea el Señor quien nos eduque, quien nos forme, sobre todo en el camino de ir cumpliendo el Plan que él tiene para nosotros, en este sentido es que debemos pedirle que nos INSTRUYA en el camino de sus decretos para poder caminar cumplien...

Proceder con rectitud y con justicia

Es bueno escuchar la Palabra de Dios pues con ella nos vamos educando a obrar bien, rectamente, como el Señor quiere y prefiere que obremos. Aprendamos pues de lo que nos dice la primera lectura de hoy:  Lectura del libro de los Proverbios (21, 1-6. 10-13) . Proceder con rectitud y con justicia es lo que nos pide nuestro Señor Jesucristo, esto es más grato a sus ojos, que hacer sacrificios. Luego la lectura del libro de los proverbios nos dicta algunas pautas que nos sirven como criterios para proceder con rectitud. En aquellos que tienen mirada altanera encontraremos un corazón arrogante. La maldad del pecador la podremos reconocer en la mirada. Si quieres lograr abundancia es mejor proceder con diligencia. El perezoso nunca saldrá de la pobreza y esto no sólo aplicado a lo material, sino también aplíquese en lo espiritual. Cuando te sirves de la mentira para lograr algo los frutos serán humo.

La mirada humilde de San Pablo

San Pablo nos enseña, en la primera lectura de la liturgia de la Palabra de hoy, que el Evangelio nos salva, no sólo se trata de escucharlo, sino de acogerlo, que implica creer y poner por obra lo que escuchamos. De lo contrario dice el Apóstol, habrán creído en vano. Entonces se trata de creer en lo que el ha predicado y esto es que "Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día", él comienza a narrar luego que el Señor resucitado se apareció a muchos. En esta parte es interesante ver en San Pablo una mirada de humildad hacia sí, pues es consciente de lo que ha hecho antes, sabe bien lo que era -perseguía a la Iglesia de Dios- y a su vez reconoce que es Cristo quien lo ha llamado y quien lo ha invitado a hacer lo que hace, ser de los que lleven el Evangelio a muchas personas, a recorrer diversos lugares para predicar el Evangelio que le ha sido trasmitido. Entonces San Pablo dice «pero por la gracia de Dios soy lo q...

Somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño

Me detengo a meditar hoy en nuestra pertenencia a Dios, lo aborda el salmo que la liturgia nos propone en una de sus estrofas cuando dice «sabed que el Señor es Dios: / que él nos hizo y somos suyos, / su pueblo y ovejas de su rebaño». El Señor que es Dios es quien nos ha hecho. Meditaremos esta línea en tres ideas que terminan siendo tres figuras para expresar la pertenencia a Dios. Somos suyos Es bueno recordar de quién somos, así como llevamos dos apellidos que ahora nos recuerdan y a toda la sociedad que somos de unos padres, que pertenecemos al Sr. tal y a doña tal. Por nuestros apellidos los demás reconocen que somos hijos de un padre y madre. Así, recordemos hoy que somos de Dios, somos suyos, él nos ha hecho, no podemos olvidarnos de esto. Somos su pueblo No sólo somos de Dios sino que además somos el pueblo que entre todos él se ha escogido, somos su pueblo elegido. Dios invita ahora a muchos a vivir en su pueblo, pero hay de los que no reconocen la invitación, como de...

En la tristeza y en la angustia el Señor nos salva

Cada día que pasa descubrimos que un día tiene sus propios afanes, descubrimos que hay problemas, dificultades, obstáculos, descubrimos también tentaciones, ataques cuando uno ha hecho la opción de un estilo de vida cristiano y mientras uno más se compromete más difícil a veces se pone la vida, en fin, esta segunda y tercera estrofa del salmo que nos presenta la liturgia de la Palabra de hoy (149, 1-9) nos ayuda a ver que el Señor verdaderamente interviene y está presente en estos momentos cuando nosotros de corazón y con fe, en la oración personal, lo invocamos. Me envolvían redes de muerte,    me alcanzaron los lazos del abismo,    caí en tristeza y en angustia.    Invoqué el nombre del Señor:    “Señor, salva mi vida”.  El Señor es benigno y justo,    nuestro Dios es compasivo;    el Señor guarda a los sencillos:    estando yo sin fuerzas, me salvó. Mucha gente hoy cae en tristeza y angustia ante l...

Cuando el hombre pide ayuda a Dios

El salmo que la liturgia de la Palabra nos presenta hoy sábado, fiesta de Nuestra Señora de los dolores, nos permite meditar acerca de las frases de exclamación de ayuda que podemos dirigir a nuestro Padre que está en los Cielos, mirando hacia lo alto, en el encuentro con él en medio de nuestra oración, cuando nos topamos con esta experiencia cotidiana de necesidad de ayuda, de guía, de orientación, porque nos damos cuenta que solos no podemos. Nos sirve de mucho tener frases de la Sagrada Escritura con las que podamos responder a las tentaciones y diversas dificultades que encontramos en el camino de nuestra vida cristiana. Algunas de estas las escribo a continuación para tenerlas a manera de jaculatorias: Inclina tu oído hacia mí. Ven a prisa a liberarme. Por tu Nombre, dirígeme, guíame. Sácame de la red que me han tendido. Yo confío en tí, Señor. Líbrame de los enemigos que me persiguen. Y a continuación el salmo para que puedan rezarlo completo. Salmo 30:  ...

El Señor nos conoce ¿dejamos que él nos guíe a la santidad?

Hoy, jueves eucarístico, el Señor nos regala en la liturgia de la Palabra, a través del salmo, algunas direcciones para la oración ante él, expuesto a nuestros ojos en la santísima eucaristía, encontraremos lo señalado en la primera y la última estrofa del salmo. Meditemos pues estas estrofas. Señor, tú me sondeas y me conoces; / me conoces cuando me siento o me levanto, / de lejos penetras mis pensamientos; / distingues mi camino y mi descanso, / todas mis sendas te son familiares. R.  Él nos conoce, ciertamente, y la palabra sondear es una conjugación de sondar que significa hacer las primeras averiguaciones sobre alguien o algo, en este sentido el Señor Jesús sondea nuestro pensamiento porque los penetra, partiendo de esta premisa ¿cómo no acercarnos a aquél que me conoce a tal punto? ¿cómo no dirigirme a él para preguntarle si lo que hago está bien, si voy por el camino que él ha trazado para mí? Esta primera estrofa puede hoy ser la introducción a nuestras oraciones persona...

Que nuestros asuntos no sean juzgados por el mundo

Estando en una comunidad cristiana, ya no es el mundo quien debe juzgar nuestras acciones, pues el mundo juzga con sus criterios, y éstos no son buenos, los miembros de una comunidad cristiana se esfuerzan por juzgar con los criterios dados en el Evangelio por nuestro Señor Jesucristo. Entonces, si es que ya participamos en una parroquia, movimiento, grupo, asociación católica ¿por qué seguir llevando nuestros asuntos al mundo? ¿Acaso queremos escuchar algo que en el fondo nuestro hombre viejo quiere escuchar? llevemos nuestros asuntos a miembros de nuestra comunidad, en ellos encontraremos buenos consejos. Lo cuestiona San Pablo hoy en  la primera carta que dirige a los corintios (6, 1-11) «Hermanos: Cuando alguno de ustedes tiene algo contra un hermano, ¿cómo se atreve a llevar el asunto ante los tribunales paganos y no ante los hermanos?...» No debemos llevar nuestros asuntos al mundo ni los asuntos de nuestros hermanos. El mundo no juzga con la verdad...

No olvidemos lo que hace el Señor

No olvidemos hermanos lo que el Señor Jesucristo ha hecho y sigue haciendo por nosotros. Él ha actuado en nuestra vida, a muchos nos ha perdonado pecados muy graves, pues a veces por estar insertados en el ritmo que marca el mundo, que es acelerado, nos puede pasar que no recordemos lo que Dios ha hecho por nosotros y de dónde nos ha rescatado muchas veces, desde el primer momento cuando nos encontramos con él hasta ahora cuando tropezamos. San Pablo nos invita hoy a reparar en esto cuando dice en el final de la lectura de su primera carta a los corintios (6, 1-11) «No se engañen: ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores tendrán parte en el Reino de Dios. Y eso eran algunos de ustedes. Pero han sido lavados, consagrados y justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por medio del Espíritu de nuestro Dios». Hemos sido pues, lavados,...

Es Dios quien nos hace crecer - Segunda parte

Continuamos con la meditación de la segunda parte de la carta del Apóstol San Pablo a los Corintios. Para recordarla volvemos a poner la cita. Ahora fijémonos en el segundo párrafo. I Corintios 3, 1-9 «Hermanos, no pude hablaros como a hombres de espíritu, sino como a gente carnal, como a niños en Cristo. Por eso os alimenté con leche, no con comida, porque no estabais para más. Por supuesto, tampoco ahora, que seguís los instintos carnales. Mientras haya entre vosotros envidias y contiendas, es que os guían los instintos carnales y que procedéis según lo humano.  Cuando uno dice "yo soy de Pablo" y otro, "yo de Apolo", ¿no estáis procediendo según lo humano? En fin de cuentas, ¿qué es Apolo y qué es Pablo? Ministros que os llevaron a la fe, cada uno como le encargó el Señor. Yo planté, Apolo regó, pero fue Dios quien hizo crecer; por tanto, el que planta no significa nada ni el que riega tampoco; cuenta el que hace crecer, o sea, Dios. El que planta y el que ...

Es Dios quien nos hace crecer - Primera parte

San Pablo nos da hoy una hermosa catequesis en esta carta a los Corintios, primero invitándonos a dar un paso, a madurar para poder recibir la comida y dejar la leche, como los niños que de la leche pasan luego a algo más, nos exhorta a dejar de proceder según lo humano. Esto es tarea nuestra, en donde ayudados y auxiliados siempre por la gracia de Dios, importa nuestros esfuerzos, Dios no deja de estar allí, con nosotros, él es quien nos hará crecer. Leamos la cita... I Corintios 3, 1-9 «Hermanos, no pude hablaros como a hombres de espíritu, sino como a gente carnal, como a niños en Cristo. Por eso os alimenté con leche, no con comida, porque no estabais para más. Por supuesto, tampoco ahora, que seguís los instintos carnales. Mientras haya entre vosotros envidias y contiendas, es que os guían los instintos carnales y que procedéis según lo humano.  Cuando uno dice "yo soy de Pablo" y otro, "yo de Apolo", ¿no estáis procediendo según lo humano? En fin de cu...

¿Qué tiene su Palabra?

En el Evangelio que meditamos hoy, tomado de  Lucas 4, 31-37  "Sé quién eres: el Santo de Dios", escucharemos que el Señor Jesús, al bajar a Cafarnaúm, y allí los sábados enseñaba a la gente, y San Lucas destaca que la gente se quedaba asombrada porque el Señor hablaba con autoridad, luego nos pone ante la realidad de un hombre endemoniado, en esta parte sucede un diálogo entre el Señor y el demonio que habitaba en este hombre, en donde frente a los reconocimientos que el demonio hacía "¿qué quieres de nosotros Jesús nazareno? ¿Haz venido a destruirnos? Sé quien eres el santo de Dios" Jesús le dice: "Cierra la boca y sal", luego el demonio sale sin hacer daño al hombre en el que había estado. Es aquí cuando todos comentan y se preguntan "¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen". Se trata de la Palabra del Señor Jesús, la que hoy tenemos en la Sagrada Escritura, en los Evangelios, y se nos procla...

El Señor nos sostiene, él nos endereza

Muchas veces nos cuesta entrar a una dimensión nuestra en la que nos vemos débiles y frágiles, cuando nos damos cuenta que nos sucede rechazamos la posibilidad de entrar un poco más en esto o simplemente damos vuelta a la página. Es una realidad humana, somos frágiles, más bien cuando no lo vemos así podría pasar que cueste más acudir a un Señor misericordioso, a un Señor que nos perdona y está dispuesto a auxiliarnos siempre. El salmo que meditamos en la liturgia de hoy es el 144 ( ver ). Al comenzar a rezarlo nos topamos con el amor misericordioso de Dios, pues efectivamente él es clemente, misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad, él es cariñoso con todas sus criaturas, con todos, comprendamos esto, abramos nuestra mente y corazón a esta realidad, con todos el Señor es así. Y justamente viendo nuestra realidad frágil y débil, y levantando la mirada en medio de esto, nos encontraremos con un Dios amoroso que sale a nuestro encuentro, lo dice el mismo salmo en el últim...

Lo que ganamos al meditar la Palabra de Dios

El salmo que meditamos en la liturgia de hoy nos plantea algunos de los frutos que alcanzamos cuando meditamos la Palabra de Dios constantemente. Salmo Responsorial: 118 "¡Cuánto amo tu voluntad, Señor!"  ¡Cuánto amo tu voluntad!: / todo el día estoy meditando. R. Tu mandato me hace más sabio que mis enemigos, / siempre me acompaña. R. Soy más docto que todos mis maestros, / porque medito tus preceptos. R. Soy más sagaz que los ancianos, / porque cumplo tus leyes. R. Aparto mi pie de toda senda mala, / para guardar tu palabra. R. No me aparto de tus mandamientos, / porque tú me has instruido. R. Nos hace más sabios, doctos y sagaces nos dice esta parte del salmo 118. Recurriendo al diccionario nos encontraremos con algunos significados sobre estas palabras que nos ayudarán a entender un poco más estos frutos que nos da la meditación de las leyes del Señor, de sus preceptos y mandatos que los encontramos en su Palabra, en la Sagrada Escritura. Veamos, sabios porque ...

Que nuestra fe se apoye en el poder de Dios

De la primera lectura para el día de hoy... I Corintios 2, 1-5   Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado.   Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Ví una película sobre la vida del papa Juan Pablo I y meditando esta cita de la carta de San Pablo a los Corintios pienso en la vida de este gran hombre Albino Luciani, que no hace otra cosa en su papado que mostrarnos el poder de Dios, podríamos decir como a través de otros nuestro Señor lo ha hecho, entenderemos al conocer un poco más sobre la vida de estos hombres que entregaron sus vidas en las manos de Dios y el Espíritu Santo er...

¿Qué he de hacer para estar en tu casa Señor?

La meta del caminante es llegar a un lugar con techo y poder reposar allí lo desgastado durante todo el camino, y de esto en muchos de los salmos encontramos referencias a cómo hacer para estar en la casa del Señor, ya lo propone el salmo que corresponde a este Domingo ¿Quién puede hospedarse en tu casa Señor? Es la pregunta que haría un caminante al encontrar en su camino una casa para descansar ¿Puedo hospedarme en tu casa? ¿Qué he de hacer para poder hacerlo? De esta manera hablando de la Casa del Padre a la que nosotros, como caminantes, nos dirigimos peregrinando en esta vida, le preguntaremos entonces hoy al Señor como lo hace el salmista ¿Qué he de hacer para estar en tu casa Señor? Y nos responde con el salmo... El que procede honradamente    y practica la justicia ,    el que tiene intenciones leales    y no calumnia con su lengua. El que no hace mal a su prójimo    ni difama al vecino,    el que considera des...