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Acoger al Señor

En el Evangelio de hoy leemos o escuchamos que Jesús habiendo estado en su pueblo natal y declarando que un profeta no goza de prestigio en su propio lugar, partió hacia Galilea, en donde fue bien recibido, y aquí el Evangelio de san Juan dice seguidamente "porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la Pascua". Esta línea nos permite una primera reflexión.

Los Galileos habían visto lo que Jesús hizo y por eso lo reciben bien. Si nos ponemos a pensar por un momento en nuestros días, veremos que aunque algunos señalen que cada vez la gente sabe menos de Jesús, muchos saben quién es, sea por la piedad popular, por algún sacerdote, por los colegios, o por alguna persona cercana a la familia, sabemos lo que Jesús hizo, conocemos algunos hitos de su historia, hay algunas semillas de Evangelio esparcidas por varias partes, pero no se da lo primero, aquello de recibirlo o acogerlo bien.

Esto nos ayuda hoy a preguntarnos algo, sabiendo lo que Cristo hizo por nosotros ¿Cómo es mi acogida? ¿Yo lo recibo bien en mi vida? Efectivamente se resalta aquí la necesidad que tenemos de ver para creer, el mismo Señor, conociendo esto de nosotros, nos dice en el Evangelio que hoy meditamos "si no ven signos y prodigios, ustedes no creen". Sin embargo, esto es algo que hoy podríamos decir que abunda, pues no faltan los testimonios de mucha gente, incluso en Internet, quienes manifiestan lo que Cristo ha hecho por ellos, evidencian que el Señor actúa, nos responde, se hace presente, como siempre lo ha hecho y lo seguirá haciendo.

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