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Dios apuesta por nosotros

«“Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré, a ver si comienza a dar fruto. Y si no da, la cortas”». Esta es la última línea que escucharemos en el Evangelio de este Domingo de la III del tiempo de cuaresma. Vemos en esta parte de la parábola del viñador, relatada por el Señor Jesús, una apuesta por nosotros, es él quien nos concede tiempo para convertirnos de nuestra mala conducta, es él quien nos da tiempo para escuchar su Palabra y permitir que ella nos interpele.

Nos da tiempo. Claramente lo podemos ver cuando se dice en la parábola "déjala todavía este año", cada año pues, por verlo de una manera, resulta ser un tiempo adecuado para que nosotros trabajemos en aquellas cosas que aún no nos dejan aferrarnos a la Cruz de Cristo, cada año debemos dar gracias a Dios por esa oportunidad que nos da.

Él se compromete con nosotros. Leemos en la parábola "yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré". No estamos solos en este trabajo por convertirnos, él está con nosotros, está de nuestra parte, tenemos una gran ventaja. Nos removerá la tierra, probablemente en este camino muchas veces experimentemos inseguridad frente a las cosas que se nos mueven y debemos seguir adelante, con la confianza puesta en él, nos parecerá difícil, pero si nuestra mirada se distrae hacia otra parte nos hundiremos, como Pedro, al asustarnos, será mejor que miremos a Aquél que nos dice "ven".

Tenemos un tiempo de vida. Finalmente dice "y si no da (fruto), la cortas", y es que no viviremos para siempre, tenemos un tiempo de vida que Dios lo sabe, él se compromete con nosotros, da todo de su parte, pero siempre el hombre es libre, cada uno de nosotros decidimos, si optamos por la apuesta del Señor o si seguimos necios en nuestra conducta. Queda claro, que si no optamos por la vida eterna, optamos por la muerte.

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