Seamos agradecidos con Dios

Con el salmo que la liturgia nos propone hoy (Salmo 29) aprendemos a ser agradecidos con Dios, por lo que hace por nosotros, darle gloria, es decir glorificarlo, porque nos ha salvado del pecado y continuamente nos salva, nos ayuda, nos libra del mal cuando se lo pedimos; bien dice en su primera estrofa "te ensalzaré Señor, porque me has librado". El salmo que hoy meditamos da las gracias a Dios y el deseo de alabarlo de parte del autor porque él lo ha salvado del abismo, lo hizo revivir.

Cuántas veces somos testigos de la acción de Dios en nuestras vidas, y en esos momentos ¿Qué hacemos? Como cuando alguien nos hace un favor y se lo agradecemos debemos también manifestar nuestro agradecimiento a Dios, y de manera personal, es decir ir a buscarlo a una capilla y darle las gracias.

La última estrofa nos da una jaculatoria que debemos siempre repetir cuando necesitamos ayuda "Escucha,  Señor, ten piedad de mí; ven a ayudarme, Señor". Y otra para manifestar nuestro agradecimiento: "Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente".

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