Anuncio de la Palabra de Dios

El hombre de hoy que hace oración y que reza y medita la Palabra de Dios está invitado a enseñarla a los demás, no quedársela para sí mismo, sino compartirla, pues esta Palabra que está en la Sagrada Escritura nos da sabiduría, nos enseña a proceder rectamente en cada una de las cosas que cada día debemos hacer. Cada mandato del Señor, nos dice el Evangelio, hay que enseñarlo como es y sin saltarnos uno de los preceptos "menos importantes". Nosotros experimentamos la sabiduría que nos da la meditación de la Sagrada Escritura, con esta consciencia es que debemos enseñar a los demás lo que Dios nos enseña y decir como Moisés "yo os enseño los mandatos y decretos que me mandó el Señor". Cumplir y enseñar su Palabra es lo que el Señor nos pide.

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